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3顶高脚帽 第二幕7
日期:2011-05-21 05:19  点击:432

3顶高脚帽 第二幕7

 


 
fanny. Yo quiero que me dé usted esa otra cruz...
el anciano militar. No. Esta no puedo dársela, señorita...
fanny.   Pues entonces no me voy con usted...
el anciano militar. ¡Oh, señorita...! ¿Y si se la diese...? (Se van por la izquierda. Pero a los pocos momentos vuelven a salir, ella con la gran cruz, con una maleta, el sombrero y un abrigo, y él con el capote y el ros de plumero. Y, muy amartelados, se dirigen a la puerta del foro.) ¡Oh, Fanny, mira que si tuviéramos un niño rubio...!
fanny. ¡Por Dios, Alfredo!
 
(Y hacen mutis por la puerta del foro. paula sigue en su misma actitud pensativa. Y ahora, por la izquierda, entra dionisio con ojos de haber dormido. Y se fija en paula, a la que es posible que se le hayan saltado las lágrimas, de soberbia.)
 
dionisio.   ¿Está usted llorando?
paula.   No lloro.
dionisio. ¿Está triste porque no he venido? Yo estaba ahí durmiendo con unos amigos... (paula calla.) ¿Ha reñido usted con ese negro? ¡Debemos linchar al negro! ¡Nuestra obligación es linchar al negro!
paula. Para linchar a un negro es preciso que se reúna mucha gente...
dionisio.   Yo organizaré una suscripción...
paula.   No.
dionisio.   Si a mí no me molesta...
paula.   (Con cariño.) Dionisio...
dionisio.   ¿Qué?
paula.   Siéntese aquí..., conmigo...
dionisio.   (Sentándose a su lado.) Bueno.
paula. Es preciso que nosotros seamos buenos amigos... ¡Si supiese usted lo contenta que estoy desde que le conozco...! Me encontraba tan sola... ¡Usted no es como los demás! Yo, con los demás, a veces tengo miedo. Con usted, no. La gente es mala..., los compañeros del Music-Hall no son como debieran ser... Los caballeros de fuera del Music-Hall tampoco son como debieran ser los caballeros... (dionisio, distraído, coge la carraca que se quedó por allí y empieza a tocarla, muy entretenido.) Y, sin embargo, hay que vivir con la gente, porque si no una no podría beber nunca champaña, ni llevar lindas pulseras en los brazos... ¡Y el champaña es hermoso... y las pulseras llenan siempre los brazos de alegría!... Además es necesario divertirse... Es muy triste estar sola... Las muchachas como yo se mueren de tristeza en las habitaciones de estos hoteles... Es preciso que usted y yo seamos buenos amigos... ¿Quieres que nos hablemos de tú...?
dionisio.   Bueno. Pero un ratito nada más...
paula. No. Siempre. Nos hablaremos de tú ¡siempre! Es mejor... Lo malo..., lo malo es que tú no seguirás con nosotros cuando terminemos de trabajar aquí... Y cada uno nos iremos por nuestro lado... Es imbécil esto de tener que separarnos tan pronto, ¿verdad...? A no ser que tú necesitaras una partenaire para tu número... ¡Oh! ¡Así podríamos estar más tiempo juntos...! Yo aprendería a hacer malabares, ¿no? ¡A jugar también con tres sombreros de copa!
 
(A dionisio se le ha descompuesto su carraca. Ya no suena. Por este motivo, él se pone triste.)
 
dionisio.   Se ha descompuesto...
paula.   (Cogiendo la carraca y arreglándola.) Es así. (Y se la vuelve a dar a dionisio, que sigue tocándola, tan divertido.) ¡Es una lástima que tú no necesites una partenaire para tu número! ¡Pero no importa! Estos días los pasaremos muy bien, ¿sabes...? Mira... Mañana saldremos de paseo. Iremos a la playa..., junto al mar... ¡Los dos solos! Como dos chicos pequeños, ¿sabes? ¡Tú no eres como los demás caballeros! ¡Hasta la noche no hay función! ¡Tenemos toda la tarde para nosotros! Compraremos cangrejos... ¿Tú sabes mondar bien las patas de los cangrejos? Yo sí. Yo te enseñaré..., los comeremos allí, sobre la arena... Con el mar enfrente. ¿Te gusta a ti jugar con la arena? ¡Es maravilloso! Yo sé hacer castillitos y un puente con su ojo en el centro por donde pasa el agua... ¡Y sé hacer un volcán! Se meten papeles dentro y se queman, ¡y sale humo...! ¿Tú no sabes hacer volcanes?
dionisio. (Ya ha dejado la carraca y se va animando poco a poco.) Sí.
paula.   ¿Y castillos?
dionisio.   Sí.
paula.   ¿Con jardín?
dionisio. Sí, con jardín. Les pongo árboles y una fuente en medio y una escalera con sus peldaños para subir a la torre del castillo.
paula. ¿Una escalera de arena? ¡Oh, eres un chico maravilloso! Dionisio, yo no la sé hacer...
dionisio. Yo sí. También sé hacer un barco y un tren... ¡Y figuras! También sé hacer un león...
paula. ¡Oh! ¡Qué bien! ¿Lo estás viendo? ¿Lo estás viendo, Dionisio? ¡Ninguno de esos caballeros sabe hacer con arena ni volcanes, ni castillo, ni leones? ¡Ni Buby tampoco! ¡Ellos no saben jugar! Yo sabía que tú eras distinto... Me enseñarás a hacerlos, ¿verdad? Iremos mañana...
 
(Pausa. dionisio, al oír la palabra «mañana», pierde de pronto su alegría y su entusiasmo por los juegos junto al mar.)
 
dionisio.   ¿Mañana...?
paula.   ¡Mañana!
dionisio.   No.
paula.   ¿Por qué?
dionisio.   Porque no puedo.
paula.   ¿Tienes que ensayar?

 


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