El Hombre de Beijing se descubrió en la aldea Zhoukoudian, en la monta?a Longgu, distrito de Fangshan, Beijing, y fue listado como patrimonio cultural mundial en 1987. En los a?os 1920, los arqueólogos encontraron un esqueleto completo de un homínido que data de 600.000 a?os y que después fue denominado Hombre de Beijing. Las herramientas de piedra y la evidencia del uso del fuego fueron halladas en la monta?a más tarde. Los estudios muestran que el Hombre de Beijing caminaba sobre sus pies y vivió hace 690.000 a?os atrás. Esta comunidad humana vivían en grupos y en cuevas y su supervivencia dependía de la caza. Sabían fabricar y usar fuego para calentar y preparar alimentos.
El descubrimiento incluyó seis esqueletos completos del Hombre de Beijing, 12 fragmentos de esqueleto, 15 mandíbulas, 157 dientes y algunos trozos de fémur roto, tibia y húmero, pertenecientes a más de 140 individuos de ambos sexos y diferentes edades. Además, fueron hallados 100.000 fragmentos de herramientas de piedra junto con sitios usados para hacer fuego y quemar huesos y piedras.
El Hombre de Beijing creó una cultura paleolítica peculiar que tuvo una gran influencia sobre la misma cultura en el norte de China. Las principales reliquias de esta remota cultura: son las herramientas de piedra. En Zhoukoudian se encontraron también piedras cónicas labradas, una nueva producción en esa época, y piezas de hueso en las cuevas, hechas y empleadas por el Hombre de Beijing. Por ejemplo, hay cuernos de ciervo que se usaban como martillos y puntas de esos cuernos que se empleaban para cavar.
El uso del fuego fue un hito del desarrollo de la civilización, por lo que el descubrimiento del Hombre de Beijing adelantó el tiempo del uso del fuego en cientos de miles de a?os. El montón de cenizas más grande en las cuevas es de 6 metros de grueso. El fuego permitió al hombre comer alimentos cocidos en lugar de alimentos crudos y promovió el desarrollo del cerebro y mejoró la salud. Con sus herramientas rústicas y condiciones de vida simples, el Hombre de Beijing creó una cultura remota y muy peculiar.