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西语阅读:《一千零一夜》连载二十二 b
日期:2011-09-30 07:13  点击:230

西语阅读:《一千零一夜》连载二十二 b

Y aterrado Ghanem, pensaba: ¡Qué negro tan listo! ¡Confunda Alah a todos, los sudaneses por su perfidia y su malignidad!” Después, muerto de miedo, dijo: “¡No hay fuerza ni poder más que en Alah el Altísimo y el Omnipotente! ¿Quién me podrá salvar ahora de este peligro?”

Y los dos negros dijeron al que llevaba el farol: “¡Oh Sauab! sube a lo alto del muro, y salta dentro de la turbeh, y ábrenos la puerta, pues estamos muy cansadas del peso de este cajón encima del cuello y de los hombros. Y si nos abres la puerta, te preservaremos al más rollizo de los individuos que cojamos ahí dentro, y te lo coceremos muy en su punto, dorándole la piel, cuidando que no se desperdicie ni una gota de grasa.” Pero Sauab contestó: “Como tengo tan poca inteligencia, refiero que tiremos este cajón por encima de la tapia, ya que nos han dado la orden de dejarlo en esta turbeh.” Pero los otros dos negros contestaron: “Si lo tiramos como dices, se hará peda­zos:” Y Sauab replicó: “Pero si entramos en la turbeh, acaso nos sorprendan los bandidos que ahí sue­len ocultarse para asesinar y desva­lijar a los viajeros. Ya sabéis que en ese sitio se reúnen por la noche todos los bandoleros para repartirse el botín.” Los otros dos negros dije­ron. “¿Es posible que seas tan in­feliz que creas semejantes maja­derías?”

Y dejando el cajón en el suelo, escalaron la pared, saltaron dentro de la turbeh y corrieron a abrir, mientras el otro les alumbraba desde fuera. Metieron entre los tres el cajón, cerraron la puerta y se sen­taron a descansar en la turbeh. Y uno dijo: “Verdaderamente, ¡oh hermanos! que estamos rendidos de tanto caminar y por el trabajo que hemos hecho. Y he aquí que es media noche. Descansemos algunas horas, y después abriremos la zanja para enterrar este cajón, cuyo con­tenido ignoramos. Luego del descan­so podremos trabajar mejor. Y para pasar agradablemente estas horas de reposo, cuente cada uno cómo ha llegado a ser eunuco y por qué se le mutiló, relatándolo todo desde cl principio hasta el fin. De está ma­nera pasaremos la noche agrada­blemenie.”

Y en este momento de su narra­ción, Schahrazada vio clarear el día y se calló discretamente.

 

PERO CUANDO LLEGÓ LA 38a NOCHE

 

Ella dijo:

 

He llegado a saber, ¡oh rey afor­tunado! que cuando uno de los ne­gros sudaneses propuso que cada uno contase la historia de su mutila­ción, el negro Sáuab, portador de la linterna y los azadones, tomó la palabra, y como los otros se rieran, repuso: “¿De qué os reís? ¿De que sea el primero en contar por qué me mutilaron?” Y los otros dijeran: “Nos parece muy bien. ¡Te escucha­mosl”

Entonces el eunuco Sauab dijo:

 

HISTORIA DEL NEGRO SAUAB, PRIMER EUNUCO SUDANÉS

“Sabed, ¡oh mis hermanos! que apenas tenía cinco años de edad cuando el mercader de esclavos me sacó de mi tierra para traerme a Bagdad, y me vendió a un guardia de palacio. Este hombre tenía una hija que en aquel momento contaba tres años. Fui criado con ella, era la diversión de todos cuando jugaba con la niña, y bailaba danzas muy graciosas y le cantaba canciones. Todo el mundo quería al negrito.

Juntos crecimos de- aquel modo, y yo llegué a los doce años y ella a los diez. Y nos dejaban jugar juntos. Pero un día entre los días, al encon­trarla sola en un sitio apartado, me acerqué a ella, según costumbre. Precisamente acababa de tomar un baño en el hamman, y estaba deli­ciosa y perfumada. En cuanto a su rostro, parecía la luz en su décima cuarta noche. Al verme corrió hacia mí, y nos pusimos a jugar y a hacer mil locuras. Y la estreché entre mis brazos, mientras que ella se me col­gaba del cuello apretándome con to­das sus fuerzas.

Una vez terminada la cosa, la niña se echó a reír otra vez, y volvió a besarme, pero yo estaba aterrado con lo que acababa de ocurrir, y me escapé de entre sus manos, corriendo a refugiarme en la casa de un negro amigo mío.

La niña no tardó en volver a su casa, y la madre, al verle sus vesti­dos en desorden lanzó un grito. Y se cayó al suelo, desmayada de dolor y de ira. Pero cuando vol­vió en sí, como la cosa era irre­parable, tomó todas las precauciones para arreglar el asunto, y sobre todo para que su esposo no supiera la desgracia. Y tal maña se dio, que pudo conseguirlo. Transcurrieron dos meses y aquella mujer acabó por encontrarme, y no dejaba de hacer­me regalitos para obligarme a volver a la casa. Pero cuando volví no se habló para nada de la cosa, y siguie­ron ocultándoselo al padre, que se­guramente me habría matado, y ni la madre ni nadie me deseaba mal alguno, pues todos me querían mu­cho.

Dos meses después la madre con­siguió poner en relaciones a su hija con un joven barbero, que era el barbero de su padre, y con tal moti­vo iba mucho a casa. Y la madre le dio un buen dote de su peculio particular y le hizo un buen equipo. En seguida llamaron al barbero, que se presentó con todos sus instru­mentos. Y el barbero me ató y con­virtióme en eunuco. Y se celebró la ceremonia del casamiento, y yo que­dé de eunuco de mi amita, y desde entones tuve que ir precediéndola por todas partes, cuando iba al zoco, o cuando iba de visitas o a casa de su padre. Y la madre hizo las cosas tan discretamente, que nadie supo nada de la historia, ni el novio, ni los parientes, ni los amigos.

Desde entonces viví con mii amita en casa de su marido el barbero. De modo que sin peligro y sin des­pertar sospechas pude seguir vivien­do con mi ama, hasta que murie­ron ella, su marido y sus padres. Entonces pasaron a mí todos los bie­nes, y llegué a ser eunuco de palacio, igual que vosotros, ¡oh mis herma­nos negros!' Tal es la causa de que me mutilaran. Y ahora, la paz sea con vosotros.”

Dicho lo que antecede, el negro Sauab se calló, y el segundo negro, Kafur, tomó la palabra y dijo:


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