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哈姆雷特 第三幕之第四场
日期:2011-03-23 07:12  点击:909

哈姆雷特 第三幕之第四场

III.iv Entran la REINA y POLONIO.
POLONIO
Viene en seguida. Censuradle a fondo.
Decid que sus excesos ya son insufribles
y que Vuestra Majestad le ha protegido
de las iras. No voy a hablar más.
Os lo ruego, sed clara con él.
HAMLET [dentro]
¡Madre, madre, madre!
REINA
Así lo haré. Perded cuidado. Escondeos, que ya viene.
 
Entra HAMLET.
HAMLET
Y bien, madre, ¿qué ocurre?
REINA
Hamlet, has ofendido mucho a tu padre.
HAMLET
Madre, tú has ofendido mucho a mi padre.
REINA
Vamos, vamos, replicas con lengua muy suelta.
HAMLET
Venga, venga, preguntas con lengua perversa.
REINA
¿Qué es esto, Hamlet?
HAMLET
¿Qué ocurre ahora?
REINA
¿Olvidas quién soy?
HAMLET
    Por la cruz, nada de eso. Eres la reina,
    esposa del hermano de tu esposo
y, ojalá no lo fueras, pero eres mi madre.
REINA
Muy bien. Te mandaré a quien sepa hablarte.
HAMLET
    Vamos, vamos, siéntate. Tú no te mueves
    ni te vas hasta que ponga frente a ti
un espejo que te enseñe tus adentros.
REINA
¿Qué vas a hacer? ¿No irás a matarme?
¡Ah, socorro, socorro!
POLONIO [detrás del tapiz]
¡Ah, socorro, socorro, socorro!
HAMLET
¡Cómo! ¿Una rata? ¡Por un ducado la mato!
 
Mata a POLONIO [atravesando el tapiz].
 
POLONIO
¡Ah, me han matado!
REINA
¡Ay de mí! ¿Qué has hecho?
HAMLET
Pues no sé. ¿Es el rey?
REINA
¡Ah, qué locura criminal es esta!
HAMLET
    ¿Criminal? Casi tanto, buena madre,
como matar a un rey y casarse con su hermano.
REINA ‑
¿Matar a un rey?
HAMLET
Sí, señora, eso he dicho. ‑
Y tú, bobo, imprudente, entrometido, adiós.
Te creí tu superior. Acepta tu suerte.
Pasarse de curioso trae peligro. ‑
No te retuerzas más las manos. Calma, siéntate;
yo seré quien te retuerza el corazón
si está hecho de materia permeable
y la ruin costumbre no lo ha vuelto tan duro
que no pueda expugnarlo el sentimiento.
REINA
¿Qué he hecho yo para que me hables así
con lengua tan ruidosa y ofensiva?
HAMLET
Una acción tal que empaña
el cándido rubor de la decencia,
llama hipocresía a la virtud, quita
la rosa de la frente al amor puro
dejándole un estigma, vuelve los esponsales
tan falsos como juramentos de tahúr.
Ah, tal acción que del sagrado contrato
arranca el alma, cambiando en palabrería
la santa religión. El cielo enrojece
sobre esta sólida esfera y, con triste semblante,
como si aguardara el Día del Juicio,
está angustiado por tu acción.
REINA
¡Ay de mí! ¿Qué acción,
que se anuncia tronando y rugiendo?
HAMLET
Mira este retrato, y ahora éste;
imágenes son de dos hermanos[L1].
Ve la gallardía de este rostro,
los rizos de Hiperión, la frente de Júpiter,
los ojos de Marte, que ordenan o amenazan;
el porte de Mercurio el mensajero
posándose en una montaña sublime.
En verdad, una alianza y una forma
en que los dioses dejaron su sello
para ratificar lo que es un hombre.
Él fue tu marido. Mira lo que sigue.
Este es tu marido, espiga podrida
que infecta a su hermano. ¿Tienes ojos?
¿Dejaste de pastar en tan hermoso monte
para cebarte en este páramo? ¿Eh? ¿Tienes ojos?
No lo llames amor, pues a tu edad
el ardor de la sangre está amansado
y se somete al juicio. ¿Y qué juicio
llevaría de éste a éste? ¿Qué demonio
te ha engañado a la gallina ciega?
¡Ah, vergüenza! ¿Y tu rubor? Ardiente infierno,
si te inflamas en cuerpo de matrona,
en la fogosa juventud la castidad
sea como cera y en su fuego se derrita.
No hables de impudicia si se enciende
la indómita pasión cuando el hielo también arde
y la razón sirve al deseo.
REINA
¡Ah, Hamlet, no sigas! Me vuelves
los ojoshacia el fondo de mi alma,
y en ella veo manchas negras y profundas
que no pueden borrarse.
HAMLET
No, vivirán
en la náusea y el sudor de una cama pringosa,
cociéndose en el vicio y la inmundicia
entre arrullos y ternezas.
REINA .
¡No sigas hablando! Cual puñales
tus palabras me traspasan los oídos.
¡Basta, buen Hamlet!
HAMLET
Un asesino, un infame;
un canalla que no llega a los talones
del que fue tu marido; un payaso de rey,
el ratero del reino y el poder,
que robó la corona del estante
para echársela al bolsillo...
REINA
¡Basta!
HAMLET
Un rey de parches y pingajos...
 
Entra el ESPECTRO en ropa de noche[L2]
 
¡Salvadme y envolvedme en vuestras alas,
ángeles del cielo! ¿Qué deseas, noble figura?
REINA
¡Ay, está loco!
HAMLET
¿Vienes a reñirle a tu hijo indolente
que, dejando pasar tiempo y fervor,
no pone por obra tu fiero mandato? ¡Habla!
ESPECTRO
No lo olvides. Esta aparición
sólo quiere aguzar tu embotado propósito.
Pero mira el desconcierto de tu madre.
Interponte entre ella y su alma en lucha.
La imaginación de los más débiles
opera con más fuerza. Háblale, Hamlet.
HAMLET
¿Cómo estás, madre?
REINA
¡Ah! ¿Cómo estás tú,
que clavas la mirada en el vacío
y conversas con el aire incorpóreo?
Por tus ojos asoma tu ánimo agitado
y, como guerreros despertados por la alarma,
tu liso cabello se levanta cual si fuera
una excrecencia viviente. ¡Ah, hijo mío!
Rocía el fuego y ardor de tu mal
con la fría quietud. ¿Qué es lo que miras?
HAMLET
¡A él, a él! ¡Mira qué semblante demacrado!
Si predicase a las piedras, su causa
y su figura las ablandaría. ‑ No me mires,
no sea que tu acto compasivo [L3]
cambie mi duro propósito. Mi objeto
perdería su color: llanto en vez de sangre.
REINA
¿A quién le dices eso?
HAMLET
¿No ves nada ahí?
REINA
No, nada; aunque veo todo lo que hay.
HAMLET
¿Ni has oído nada?
REINA
No, sólo nuestras voces.
HAMLET
¡Ah, mira! ¡Ve cómo se aleja!
¡Mi padre, vestido como en vida!
¡Mira cómo sale por la puerta!
 
Sale el ESPECTRO.
 
REINA
No es más que un ensueño de tu mente.
El delirio es muy hábil
en crear apariciones.
HAMLET
¿Delirio?
Mi pulso late acompasado como el tuyo
y da una música tan sana. No es locura
lo que he dicho. Ponme a prueba y yo
repetiré mis palabras, de lo cual
huiría la locura. Madre, por el cielo,
no pongas un bálsamo a tu alma
que muestre mi demencia y no tu culpa.
Será una fina piel sobre la llaga,
mientras, invisible, la inmunda podredumbre
por dentro todo infecta. Confiésate al cielo,
llora el pasado, evita tentaciones;
no quieras abonar la mala hierba
y hacerla más frondosa. Perdona mi virtud,
pero en estos tiempos de molicie y saciedad
la virtud ha de excusarse con el vicio
e implorar que le deje socorrerle.
REINA
¡Ah, Hamlet! Me has partido en dos el corazón.
HAMLET
Pues tira la peor parte
y con la otra mitad vive más pura.
Buenas noches. No vayas al lecho de mi tío.
Aparenta virtud, aunque no tengas.
Esta noche abstente;
eso dará mayor facilidad
a la próxima abstinencia. Buenas noches otra vez.
Cuando ruegues la divina bendición,
yo te pediré la tuya. ‑ En cuanto a este caballero,
lo siento de veras. Pero el cielo ha querido,
haciéndome su azote y su verdugo,
castigarme a mí con él y a él conmigo.
Le sacaré de aquí y responderé
de su muerte. Una vez más, buenas noches.
Tengo que ser cruel sólo por afecto.
Lo peor vendrá; esto es el comienzo.
REINA
¿Qué puedo hacer?
HAMLET
De ningún modo lo que yo te diga:
dejar que el fláccido rey te atraiga a su lecho,
te pellizque la cara, te llame paloma
y que, por un par de besos inmundos,
o sobándote el cuello con sus dedos malditos,
consiga que le aclares el enigma:
que, en realidad, toda mi locura
es fingimiento. Estaría bien decírselo.
¿Podría una reina gentil, modosa, prudente,
ocultarle cuestiones de tal entidad
a un sapo, un murciélago, un morrongo?
¿Podría? No: a despecho de juicio y reserva,
abre la jaula en el tejado, deja volar
a los pájaros y, como el célebre mono,
haz la prueba metiéndote en la jaula
y estréllate al caer[L4].
REINA
Si el habla es aliento, y el aliento, vida,
te aseguro que vida no tendré
para contar lo que has dicho.
HAMLET
He de ir a Inglaterra. ¿Lo sabías?
REINA
¡Ah, lo había olvidado! Está decidido.
HAMLET
Éste va a adelantarme el viaje.
Le arrastraré el pellejo a la otra estancia.
Madre, buenas noches ya. Este dignatario,
que en vida fue un torpe y servil palabrero,
ahora es un sepulcro callado y secreto. –
Vamos, señor, acabemos el asunto. –
Buenas noches, madre.
 
Sale arrastrando a POLONIO.
 

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 [L1]Aunque en alguna representación del siglo XVIII las imágenes fue­ran cuadros de los dos reyes colgados en la pared, en el teatro Hamlet y la reina suelen llevar una cadena de la que penden, respectivamente, la miniatura del difunto rey Hamlet y la del rey Claudio.
 [L2]La aparición del espectro «en ropa de noche», además de informar sobre cómo se mostraba éste en el teatro de la época, indica en su «domesticidad» que el espíritu va a tener un papel muy distinto de la figura marcial del primer acto.
 [L3]El del espectro cuando, tras recordar a Hamlet su venganza pen­diente, le manda que atienda a su desconcertada madre.
 [L4]La historia a que alude Hamlet no se conserva, pero, por lo visto, trataba de un mono que pretendía imitar el vuelo de los pájaros saltando al vacío desde una jaula.


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