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西班牙语阅读-圣诞礼物
日期:2022-05-29 16:39  点击:294
 La Conferencia de Regalos de Navidad de aquel a?o estaba llena hasta la bandera. A ella habían acudido todos los jugueteros del mundo, y muchos otros que no eran jugueteros pero que últimamente solían asistir, y los que no podían faltar nunca, los repartidores: Santa Claus y los Tres Reyes Magos. Como todos los a?os, las discusiones tratarían sobre qué tipo de juguetes eran más educativos o divertidos, cosa que mantenía durante horas discutiendo a unos jugueteros con otros, y sobre el tama?o de los juguetes. Sí, sí, sobre el tama?o discutían siempre, porque los Reyes y Papá Noel se quejaban de que cada a?o hacían juguetes más grandes y les daba verdaderos problemas transportar todo aquello...
Pero algo ocurrió que hizo aquella conferencia distinta de las anteriores: se coló un ni?o. Nunca jamás había habido ningún ni?o durante aquellas reunioes, y para cuando quisieron darse cuenta, un ni?o estabasentado justo al lado de los reyes magos, sin que nadie fuera capaz de decir cuánto tiempo llevaba allí, que seguro que era mucho. Y mientras Santa Claus discutía con un importante juguetero sobre el tama?o de una mu?eca muy de moda, y éste le gritaba acaloradamente "?gordinflón, que si estuvieras más delgado más cosas te cabrían en el trineo!", el ni?o se puso en pie y dijo:
- Está bien, no discutáis. Yo entregaré todo lo que no puedan llevar ni los Reyes ni papá Noel.
Los asistentes rieron a carcajadas durante un buen rato sin hacerle ningún caso. Mientras reían, el ni?o se levantó, dejó escapar una lagrimita y se fue de allí cabizbajo...
Aquella Navidad fue como casi todas, pero algo más fría. En la calle todo el mundo continuaba con sus vidas y no se oía hablar de todas las historias y cosas preciosas que ocurren en Navidad. Y cuando los ni?os recibieron sus regalos, apenas les hizo ilusión, y parecía que ya a nadie le importase aquella fiesta.
En la conferencia de regalos del a?o siguiente, todos estaban preocupados ante la creciente falta de ilusión con se afrontaba aquella Navidad. Nuevamente comenzaron las discusiones de siempre, hasta que de pronto apareció por la puerta el ni?o de quien tanto se habían reído el a?o anterior, triste y cabizbajo. Esta vez iba acompa?ado de su madre, una hermosa mujer. Al verla, los tres Reyes dieron un brinco: "?María!", y corriendo fueron a abrazarla. Luego, la mujer se acercó al estrado, tomó la palabra y dijo:
- Todos los a?os, mi hijo celebraba su cumplea?os con una gran fiesta, la mayor del mundo, y lo llenaba todo con sus mejores regalos para grandes y peque?os. Ahora dice que no quiere celebrarlo, que a ninguno de ustedes en realidad le gusta su fiesta, que sólo quieren otras cosas... ?se puede saber qué le han hecho?
La mayoría de los presentes empezaron a darse cuenta de la que habían liado. Entonces, un anciano juguetero, uno que nunca había hablado en aquellas reunioes, se acercó al ni?o, se puso de rodillas y dijo:
- Perdón, mi Dios; yo no quiero ningún otro regalo que no sean los tuyos. Aunque no lo sabía, tú siempre habías estado entregando aquello que no podían llevar ni los Reyes ni Santa Claus, ni nadie más: el amor, la paz, y la alegría. Y el a?o pasado los eché tanto de menos...perdóname.
Uno tras otro, todos fueron pidiendo perdón al ni?o, reconociendo que eran suyos los mejores regalos de la Navidad, esos que colman el corazón de las personas de buenos sentimientos, y hacen que cada Navidad el mundo sea un poquito mejor...
 

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