西班牙语学习网
西班牙语阅读-米羽加索案
日期:2022-05-29 17:12  点击:283
 En Japón, en un bonito castillo, vivían dos familias reales, cada una con su papá rey, su mamá reina y su hija la princesa. Aunque las familias reales no suelen compartir sus palacios, estas lo hacían por una razón muy especial: no lo sabían. Y es que la segunda de estas familias era una familia de reales ratoncitos que vivía entre las paredes del castillo. Miembros de la antigua dinastía ratuna de los Kaso, eran orgullosos y comodones: todo lo hacían sus sirvientes, quienes robaban de todo a los verdaderos due?os del palacio. Vivían tan a gusto que nunca salían de su peque?a habitación, y ni siquiera sabía que vivían en un palacio habitado por humanos.
Tantas comodidades y tan poco esfuerzo habían convertido a Yonohago, la princesa ratona, en una mandona impaciente que vivía tan ocupada pidiendo y exigiendo que nunca escuchaba nadie.
- ?Quiero un pastel ahora mismo!
- ?De qué sabor, princesa?
- ?Que no me hables! ?Quiero mi pasteeeeel!
Sus papás le avisaron de que así se quedarían sin sirvientes, pero no quiso escuchar: estaba demasiado ocupada haciendo lo que ella quería, cuando ella quería y como ella quería. Molestos, los ratones sirvientes se fueron marchando, hasta que no quedó ninguno.
- Ahora te tocará hacer las cosas por ti misma - dijo la reina ratona.
- ?De ninguna manera! Encontraré nuevos sirvientes- respondió orgullosa.
Y se marchó a buscarlos. Al acercarse a las zonas habitadas por humanos descubrió carteles avisando del peligro.
- Soy la princesa: hago lo que quiero, cuando quiero y como quiero. No pienso hacer caso a nadie. Y menos a unos carteles.
Finalmente, llegó a la salida de la ratonera y se encontró en la habitación de la princesa humana, que dormía la siesta. Yonohago se puso muy contenta a ver a la ni?a.
- ?Este animal tan grande será un sirviente estupendo! ?Venga, despierta, que tengo hambre!
La princesa humana, por supuesto, ni siquiera oía a alguien tan peque?o. La ratoncita, impaciente, trepó hasta la cara de la ni?a:
- ?Soy la princesa y he dicho que te levantes, bicho gordo! - dijo mordiéndole la nariz.
La ni?a se levantó de un salto y dio un grito. Varias personas llegaron corriendo y descubrieron en el centro de la habitación un ratoncillo de gesto orgulloso que parecía querer dar órdenes a todo el mundo. Y era verdad, la princesa ratona estaba enfadadísima con aquellos animales grandotes que tardaban tanto en traerle un pastel y un trozo de queso.
A todos les hizo tanta gracia ver a una ratoncita tan mandona que la guardaron en una jaula y la llevaron a un circo de ratones. Y allí, sin sirvientes ni comodidades, vivió la peor de sus aventuras, pues para conseguir un poquitín de comida al día tuvo que aprender a escuchar y obedecer todas y cada una de las tonterías que el domador le ordenaba.
Y ahora que sabe que se comportó más como una domadora que como un princesa, espera el momento de poder escapar para buscar a todos los ratones que maltrató, pedirles perdón y escuchar atenta cualquier consejo que quieran darle.
 

分享到:

顶部
10/02 16:21