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西班牙语阅读:El genio chapuzas
日期:2022-06-29 20:25  点击:230
   Hubo una vez un genio, de esos que salía de lámparas maravillosas concediendo deseos, que se hizo tristemente famoso por sus chapuzas. Cada vez que alguien frotaba la lámpara, y el salía a responder "?Qué deseas?", surgía una gran nube de humo y volaban cientos de cosas por los aires. Y si alguno de sus amos quedaba con ganas de pedir un deseo, al concedérselo, el regalo salía entre una nube de porquería y cubierto de polvo.
  Tantas y tan penosas eran sus chapuzas, que nadie deseaba tener un genio así. Su lámpara terminó sirviendo sólo para dar patadas, como un bote cualquiera, y el genio estuvo a?os sin salir, triste y deprimido. Hasta que un ni?o solitario encontró la lámpara y pudo escuchar los lamentos del genio. Entonces decidió hacerse su amigo, y su único deseo fue poder entrar y salir de la lámpara para estar con él. ?ste se mostró encantado, pero en cuanto el ni?o puso el pie en la lámpara, comprendió el problema de aquel genio chapuzas. No es que fuera un mal genio, ?es que no podía ser más desordenado! Todo estaba tirado por cualquier sitio, sin importar si se trataba de joyas o libros, barcos, o camellos, y se notaba que no había pasado un plumero en a?os. Como era un genio, tenía de todo, y como la lámpara también era peque?a, estaba todo tan apretujado que era normal que saltara por los aires en cuanto se movía la lámpara y el genio trataba de conseguir algo.
  El ni?o se llevó las manos a la cabeza, y el genio se excusó diciendo que el trabajo de un genio era muy importante y no tenía tiempo para esas cosas, Pero su amigo, que recordaba los buenos consejos de su madre, le explicó que cuanto más importante fuese su trabajo, más orden debía guardar con todas sus cosas, y juntos se dedicaron a dar un buen repaso a la lámpara. Les llevó unos cuantos días, pero al terminar, todo estaba reluciente y cada cosa tenía su sitio especial. Resultaba facilísimo encontrar cualquier regalo y cogerlo sin romper nada.
  Así, el genio volvió a ser admirado y respetado por todos, y aprendió que nada grande puede llegar a conseguirse sin tener orden y limpieza con cada cosa peque?a.
  Hubo una vez un genio, de esos que salía de lámparas maravillosas concediendo deseos, que se hizo tristemente famoso por sus chapuzas. Cada vez que alguien frotaba la lámpara, y el salía a responder "?Qué deseas?", surgía una gran nube de humo y volaban cientos de cosas por los aires. Y si alguno de sus amos quedaba con ganas de pedir un deseo, al concedérselo, el regalo salía entre una nube de porquería y cubierto de polvo.
  Tantas y tan penosas eran sus chapuzas, que nadie deseaba tener un genio así. Su lámpara terminó sirviendo sólo para dar patadas, como un bote cualquiera, y el genio estuvo a?os sin salir, triste y deprimido. Hasta que un ni?o solitario encontró la lámpara y pudo escuchar los lamentos del genio. Entonces decidió hacerse su amigo, y su único deseo fue poder entrar y salir de la lámpara para estar con él. ?ste se mostró encantado, pero en cuanto el ni?o puso el pie en la lámpara, comprendió el problema de aquel genio chapuzas. No es que fuera un mal genio, ?es que no podía ser más desordenado! Todo estaba tirado por cualquier sitio, sin importar si se trataba de joyas o libros, barcos, o camellos, y se notaba que no había pasado un plumero en a?os. Como era un genio, tenía de todo, y como la lámpara también era peque?a, estaba todo tan apretujado que era normal que saltara por los aires en cuanto se movía la lámpara y el genio trataba de conseguir algo.
  El ni?o se llevó las manos a la cabeza, y el genio se excusó diciendo que el trabajo de un genio era muy importante y no tenía tiempo para esas cosas, Pero su amigo, que recordaba los buenos consejos de su madre, le explicó que cuanto más importante fuese su trabajo, más orden debía guardar con todas sus cosas, y juntos se dedicaron a dar un buen repaso a la lámpara. Les llevó unos cuantos días, pero al terminar, todo estaba reluciente y cada cosa tenía su sitio especial. Resultaba facilísimo encontrar cualquier regalo y cogerlo sin romper nada.
  Así, el genio volvió a ser admirado y respetado por todos, y aprendió que nada grande puede llegar a conseguirse sin tener orden y limpieza con cada cosa peque?a.
 

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