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LA CIUDAD EN EL MAR 海中之城
日期:2023-07-20 10:43  点击:234
LA CIUDAD EN EL MAR
 
¡Ved! La Muerte se ha erigido un trono,
en una extraña ciudad que se levanta, solitaria,
muy lejos, en el sombrío occidente, donde
los buenos y los malos, los peores y los mejores
han ido hacia la paz eterna. Allí los templos,
los palacios y las torres--torres carcomidas
por el tiempo, y que no tiemblan nunca,--no
se parecen en nada a las nuestras. A su alrededor,
olvidadas por los vientos que no las agitan
jamás resignadas bajo los cielos, reposan las
aguas melancólicas.
 
Desde el cielo sagrado, ningún rayo desciende
en la negra noche de esa ciudad; pero un resplandor
reflejado por la lívida mar, invade las
torres, brilla silenciosamente sobre las almenas,
a lo hondo y a lo largo, sobre las cúpulas, sobre
las cimas, sobre los palacios reales, sobre los
templos, sobre las murallas babilónicas, sobre
la soledad sombría y desde largo tiempo abandonada,
de los macizos de hiedra esculpida y
de flores de piedra--sobre tanto y tanto templo
maravilloso en cuyos frisos contorneados se
entrelazan claveles, violetas y viñas.
 
Bajo el cielo, resignadas, reposan las aguas
melancólicas. Las torres y las sombras se confunden
de tal modo que todo parece suspendido
en el aire, mientras que desde una torre
orgullosa, la Muerte como un espectro gigante,
contempla la ciudad que yace a sus pies.
 
Allá los templos abiertos y las tumbas sin losa
bostezan al nivel de las aguas luminosas; pero
ni las riquezas que se muestran en los ojos
adiamantados de cada ídolo, ni los cadáveres
con sus rientes adornos de joyas, quitan a las
aguas de su lecho; ninguna ondulación arruga,
¡ay de mí! todo ese vasto desierto de cristal;
ninguna ola indica que los vientos puedan
existir sobre otros mares lejanos y más felices;
ninguna ola, ninguna ola deja suponer que han
existido vientos sobre mares menos horrorosamente
serenos.
 
Pero, he ahí que un estremecimiento agita
el aire. Una onda, un movimiento se ha producido,
allá abajo. Se diría que las torres se han
bamboleado y se hunden, dulcemente, en la
onda taciturna, como si las cimas hubieran
producido un ligero vacío en el cielo brumoso.
Entonces las ondas tienen una luz más roja,
las horas transcurren sordas y lánguidas. Y
cuando en medio de gemidos que no tengan
nada de terrestres, esta ciudad sea engullida
por fin y profundamente fijada bajo la mar,
todavía, levantándose sobre sus mil tronos, el
Infierno le rendirá homenaje.
 
海中之城
 
瞧!死神为他自己竖起了宝座
 
在一座奇妙的城市,萧森寥落
 
就在那遥远而迷蒙的西方,
 
那儿,欢乐与痛苦、邪恶与善良
 
都早已坠入永恒的梦乡。
 
那些神龛、宫殿和塔楼
 
(时间侵蚀的塔楼不再摇晃!)
 
看起来都不像我们所有。
 
四周,被消散的风儿遗忘
 
在苍昊之下如槁木死灰
 
是一汪忧郁凄清的海水。
 
从冥冥穹天没有星光月色
 
洒向这座荒城的漫漫长夜;
 
只有微光来自苍白的海面
 
悄然无声地映在角楼塔尖——
 
映在尖塔,把四方映遍——
 
映在圆顶、尖顶、帝王的厅堂——
 
映在圣殿——巴比伦式的粉墙——
 
映在早就被遗忘的空
 
的凉亭
 
凉亭有石雕的鲜花和青藤——
 
映在许多叹为观止的神庙
 
其萧墙照壁有石刻玉雕
 
古琴、藤蔓和紫罗兰互相缠绕。
 
在苍昊之下如槁木死灰
 
是那汪忧郁凄清的海水。
 
塔楼和阴影在水中汇融
 
仿佛一切都悬浮于空中,
 
而在城中的一座高塔之上
 
死神正巍然地朝下眺望。
 
下面,裂开的坟墓和神庙
 
与微微发光的海面齐高;
 
但那儿并没有金银财富
 
在每一尊神像面前展露——
 
也没有珠光宝气的死者
 
想从海底把波涛诱惑;
 
因为,唉!没有漪澜
 
泛起在茫茫如镜的海面——
 
没有鳞波显示风儿也许
 
吹拂在远方更幸运的海域——
 
没有浪花暗示风儿吹在
 
静得不那么可怕的大海。
 
但瞧,天空出现了一阵骚动!
 
这海——这海也有了一阵汹涌!
 
仿佛那些塔楼正微微下坠
 
倾泻着插入阴郁的潮水——
 
仿佛那些塔尖已经放弃
 
它们在朦胧天空的位置。
 
这海此刻有了更红的颜色——
 
时间在呼吸,气息微弱——
 
而这时,那座城将下沉,下沉,
 
从此再听不见人世的呻吟。
 
地狱,从一千个王位上升起,
 
将对它表示深深的敬意。

英文版:

The City in the Sea
 
Lo! Death has reared himself a throne
 
In a strange city lying alone
 
Far down within the dim West,
 
wher the good and the bad and the worst and the best
 
Have gone to their eternal rest.
 
There shrines and palaces and towers
 
(Time-eaten towers that tremble not!)
 
Resemble nothing that is ours.
 
Around, by lifting winds forgot,
 
Resignedly beneath the sky
 
The melancholy waters lie.
 
No rays from the holy heaven come down
 
On the long night-time of that town;
 
But light from out the lurid sea
 
Streams up the turrets silently—
 
Gleams up the pinnacles far and free—
 
Up domes—up spires—up kingly halls—
 
Up fanes—up Babylon-like walls—
 
Up shadowy long-forgotten bowers
 
Of sculptured ivy and stone flowers—
 
Up many and many a marvellous shrine
 
Whose wreathéd friezes intertwine
 
The viol, the violet, and the vine.
 
Resignedly beneath the sky
 
The melancholy waters lie.
 
So blend the turrets and shadows there
 
That all seem pendulous in air,
 
While from a proud tower in the town
 
Death looks gigantically down.
 
There open fanes and gaping graves
 
Yawn level with the luminous waves;
 
But not the riches there that lie
 
In each idol's diamond eye—
 
Not the gaily-jewelled dead
 
Tempt the waters from their bed;
 
For no ripples curl, alas!
 
Along that wilderness of glass—
 
No swellings tell that winds may be
 
Upon some far-off happier sea—
 
No heavings hint that winds have been
 
On seas less hideously serene.
 
But lo, a stir is in the air!
 
The wave—there is a movement there!
 
As if the towers had thrust aside,
 
In slightly sinking, the dull tide—
 
As if their tops had feebly given
 
A void within the filmy Heaven.
 
The waves have now a redder glow—
 
The hours are breathing faint and low—
 
And when, amid no earthly moans,
 
Down, down that town shall settle hence,
 
Hell, rising from a thousand thrones,
 
Shall do it reverence.
 

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