西班牙语学习网
Capítulo 1 De París a Croydon(3)
日期:2023-10-18 16:43  点击:287

A Jane estuvo a punto de escapársele una exclamación de contrariedad. El crupier recogió las apuestas y pagó. El jugador que Jane tenía ante sí preguntó:

—¿No recoge usted sus ganancias?

¿Las mías?

—Sí.

—iSi yo he apostado al seis!

—Se equivoca usted. Yo he apostado al seis y usted al cinco.

La obsequió con una sonrisa muy atractiva, mostrando unos dientes cuya blancura destacaba en un rostro moreno de ojos azules y pelo corto y crespo.

Sin acabar de creérselo, Jane recogió sus ganancias. ¿Sería cierto? Se sintió confundida. Quizá en su atolondramiento había apostado al cinco. Dirigió una mirada de duda al desconocido, que le correspondió con otra sonrisa.

—Cuidado —le advirtió él—. Si no recoge pronto sus ganancias, se las llevará cualquier desaprensivo. Es un truco muy viejo.

Luego, tras un saludo amistoso, se fue. Aquello también demostraba su delicadeza. De otro modo, le hubiera dejado suponer que le cedía sus propias ganancias como pretexto para conocerla. Pero no era de esos hombres, sino un chico encantador. Y ahora lo tenía sentado frente a ella.

Pero todo había terminado. Ya no le quedaba dinero. Dos días en París, dos días de desilusión y, ahora, el vuelo de vuelta a casita.

¿Y luego qué?

Alto ahí, le rebatió Jane a su mente. ¿Qué te importa lo que venga después? Pensar en eso no haría más que ponerte nerviosa.

Las dos mujeres se habían cansado de hablar. Miró hacia el otro lado del pasillo. La señora de cara de porcelana lanzó una exclamación petulante, examinándose una uña rota. Tocó el timbre y, al acercarse el camarero con su chaqueta blanca, le ordenó:

—Avise a mi doncella. Está en el otro compartimiento.

—Sí, señora.

El camarero, deferente y solícito, desapareció. Se presentó al poco una francesita de pelo castaño, vestida de negro, llevando un pequeño joyero.

Lady Horbury le habló en francés.

—Tráeme el neceser rojo de piel, Madeleine.

La doncella se dirigió por el pasillo al fondo del avión, donde había un montón de mantas y maletas y volvió con un neceser rojo.

Cicely Horbury lo recogió y despidió a la doncella.

—Está bien, Madeleine. Déjalo aquí.

La doncella desapareció. Lady Horbury abrió el neceser y, del interior, sacó una lima de uñas. Luego se observó detenida y pensativamente en un espejito, se pasó la brocha de empolvar por el rostro y se retocó los labios.

Jane torció los suyos en una mueca despectiva y dirigió su mirada más allá.

Detrás de las dos señoras se sentaba el extranjero que había cedido su asiento a una de ellas. Muy arrebujado en una bufanda innecesaria, parecía dormir profundamente, pero, como si le molestase la mirada de Jane, abrió los ojos, la miró un momento y volvió a cerrarlos.


分享到:

顶部
09/29 17:36