Sir Thomas hizo un gesto de conformidad.
—Ya pensamos en ello —añadió Maine—, pero por más que examinamos la situación de todos
desde puntos de vista diferentes, seguimos sin saber, en parte, lo que tenía su diario; el juez Wargrave
dejó algunas notas… muy breves, de su estilo jurídico, pero claras. Blove también ha dejado escrito
algo. Concuerdan sus visiones en algún punto. Las muertes se sucedieron en este orden: Marston,
mistress Rogers, MacArthur, Rogers, miss Brent, Wargrave. Después de la muerte del juez, Vera
Claythorne escribió en su diario que Armstrong se había ido de la casa por la noche y que Blove y
Lombard corrieron en su busca. En el carnet de Blove se lee esta nota: "Armstrong ha desaparecido."
Ahora, jefe, habida cuenta de todos estos detalles parecería que pudiésemos encontrar una solución
satisfactoria. El doctor estaba ahogado, recordémoslo. Supuesto que Armstrong era el demente, ¿qué
le impidió matar a sus nueve compañeros y tirarse al mar desde lo alto de los acantilados o quizá que
intentase llegar a nado y murió en la tentativa? Esta solución parecería excelente si no pecase de un
defecto. Hay que tener en cuenta el certificado del médico forense. Desembarcó en la isla el 13 de
agosto por la mañana. Sus conclusiones no nos han hecho avanzar mucho en la encuesta. Todo lo que
nos ha podido aclarar es que esas personas estaban muertas hacía unas 36 horas al menos. En lo
referente al doctor ha afirmado categóricamente que el cadáver había estado ocho o diez horas
sumergido en el agua antes de ser lanzado contra las rocas. Que es lo mismo que decir que
fue ahogado la noche del 10 al 11, y voy a darle algunos detalles. Hemos descubierto el sitio donde
estuvo el cadáver cuando le llevaron las olas… fue apresado entre dos rocas y hemos recogido trozos
de tela y cabellos. La marea alta alcanzó el cuerpo el 11, hacia las once de la mañana. Después la
tempestad se calmó y las señales dejadas por la marea siguiente son muy bajas. Usted podrá suponer
que Armstrong se deshizo de los otros tres antes de tirarse al agua, pero hay todavía algo más: el
cadáver del doctor fue arrastrado sobre las rocas, que están encima de donde llega la marea alta. Lo
encontramos en un sitio inaccesible a las mareas y reposaba estirado sobre las rocas con las ropas en
orden. Luego, eso nos demuestra que alguien vivía en la isla después de la muerte de Armstrong.
Después de una pausa, Maine continuó:
—El 11 por la mañana he aquí la situación: el doctor ha desaparecido y se ha ahogado. Nos
quedan tres personas: Blove, miss Vera y Lombard. Este último, su cadáver, se encuentra cerca de las
rocas donde yacía Armstrong, con un tiro en el corazón. A miss Claythorne la encontramos colgada
en su cuarto y el cuerpo de Blove en la terraza con la cabeza destrozada por un reloj de mármol que
le tiraron seguramente desde una ventana.
—¿A quién pertenecía esa ventana? —preguntó bruscamente el jefe.
— A la habitación de miss Claythorne. Consideremos separadamente cada paso. Primero
Lombard. Supongamos que haya tirado contra Blove el mármol, que luego haya cogido y colgado a
la joven, y después, yéndose hacia el mar, se pega un tiro. Pero en ese caso, ¿quién cogió el revólver?
Pues lo hemos encontrado delante de la puerta de la habitación de Wargrave.
—¿Han encontrado huellas digitales?
—Sí, jefe. Las de miss Vera.
—Pero, entonces…
—Adivino lo que quiere decir, jefe. Que Vera mató a Lombard, se llevó el revólver a la casa,
tiró sobre Blove el pedazo de mármol y después se colgó. Esta suposición sería admisible hasta cierto
punto. En su cuarto, sobre una silla, se encuentran las mismas marcas que sobre sus zapatos, lo que
prueba que subió sobre la silla, pasó la cuerda alrededor de su cuello y tiró la silla de un puntapié.
Pero, fíjese, jefe. La silla no estaba caída en el suelo, sino como las demás, contra la pared. Luego fue
puesta en su sitio después de la muerte de Vera Claythorne por alguien. Queda Blove. Si usted me
dice que después de haber matado a Lombard y colgado a Vera salió y se hizo caer encima de su
cabeza ese bloque de mármol por algún medio, cuerda u otra cosa, le aseguro, jefe, que no le creería.
Un hombre no se mata de esta manera, y menos Blove, que no estabasediento de justicia.
Nosotros le conocíamos bien para poder afirmarlo.
Sir Thomas Legge le dijo:
—Estoy de acuerdo con usted.
—En consecuencia, jefe, alguien debía estar en la isla además. Ese puso todo en orden una vez
terminado su trabajo fúnebre. Pero ¿dónde se ocultaba y cómo se ha ido? Los habitantes de
Sticklehaven están absolutamente seguros de que nadie ha podido irse de la isla antes que llegase la
canoa de salvamento… Pero en ese caso…
Se interrumpió.
Repitió sir Thomas como el eco:
—Pero en ese caso…
El inspector suspiró, inclinó la cabeza y echándose hacia delante, preguntó:
—Pero en ese caso, diga, ¿quién los ha asesinado?