Quiero hacer una visita al señor Valera. Voy a la casa del señor Valera a las dos. Toco la campanilla o llamo a la puerta. Ana, la criada, abre la puerta.
Yo pregunto:—¿Está el señor Valera en casa?
Ana contesta:—Sí, señor, él está en casa.
Digo:—Hágame Vd. el favor de decirle que quiero hablarle. Si él está ocupado en este instante, dígale Vd. que no le incomodaré sino unos tres minutos.
Un momento después la criada viene y dice:—Hágame Vd. el favor de esperar un momento. El señor viene al instante.
El señor Valera viene y dice:—Dispénseme Vd., pero estoy muy ocupado. ¿Qué desea Vd?
Digo:—Vengo a pedir a Vd. un favor. Tengo necesidad de una carta de recomendación.
Él dice:—Con mucho gusto se la daré a Vd.