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La muchacha morena venía hacia él por aquel campo.
Con un solo movimiento se despojó de sus ropas y las arrojó despectivamente a un lado. Su cuerpo era blanco y suave, pero no despertaba deseo en Winston, que se limitaba a contemplarlo. Lo que le llenaba de entusiasmo en aquel momento era el gesto con que la joven se había librado de sus ropas. Con la gracia y el descuido de aquel gesto, parecía estar aniquilando toda su cultura, todo un sistema de pensamiento, como si el Gran Hermano, el Partido y la Policía del Pensamiento pudieran ser barridos y enviados a la Nada con un simple movimiento del brazo. También aquel gesto pertenecía a los tiempos antiguos. Winston se despertó con la palabra «Shakespeare» en los labios.
La telepantalla emitía en aquel instante un prolongado silbido que partía el tímpano y que continuaba en la misma nota treinta segundos. Eran las cero—siete—quince, la hora de levantarse para los oficinistas. Winston se echó abajo de la cama desnudo porque los miembros del Partido Exterior recibían sólo tres mil cupones para vestimenta durante el año y un pijama necesitaba seiscientos cupones— y se puso un sucio singlet y unos shorts que estaban sobre una silla. Dentro de tres minutos empezarían las Sacudidas Físicas. Inmediatamente le entró el ataque de tos habitual en él en cuanto se despertaba.
Vació tanto sus pulmones que, para volver a respirar, tuvo que tenderse de espaldas abriendo y cerrando la boca repetidas veces y en rápida sucesión. Con el esfuerzo de la tos se le hinchaban las venas y sus varices le habían empezado a escocer.
—¡Grupo de treinta a cuarenta! —ladró una penetrante voz de mujer—. ¡Grupo de treinta a cuarenta! Ocupad vuestros sitios, por favor.
Winston se colocó de un salto a la vista de la telepantalla, en la cual había aparecido ya la imagen de una mujer más bien joven, musculoso y de facciones duras, vestida con una túnica y calzando sandalias de gimnasia.
—¡Doblad y extended los brazos! —gritó—. ¡Contad a la vez que yo! ¡Uno, dos, tres, cuatro! ¡Uno, dos, tres, cuatro! ¡Vamos, camaradas, un poco de vida en lo que hacéis! ¡Uno, dos, tres, cuatro! ¡Uno, dos, tres, cuatro! ...
那个黑发姑娘从田野那头向他走来,她好象一下子就脱掉了衣服,不屑地把它们扔在一边。她的身体白皙光滑,但引不起他的性欲;说真的,他看也不看她。这个时候他压倒的感情是钦佩她扔掉衣服的姿态。她用这种优雅的、毫不在乎的姿态,似乎把整个文化,整个思想制度都消灭掉了,好象老大哥、党、思想警察可以这么胳膊一挥就一扫而空似的。这个姿态也是属于古代的。温斯顿嘴唇上挂着“莎士比亚”这个名字醒了过来。
原来这时电幕上发出一阵刺耳的笛子声,单调地持续了约三十秒钟。时间是七点十五分,是办公室工作人员起床的时候。温斯顿勉强起了床——全身赤裸,因为外围党员一年只有三千张布票,而一套睡衣裤却要六百张——从椅子上拎过一件发黄的汗背心和一条短裤叉。体操在三分钟内就要开始。这时他忽然剧烈地咳嗽起来,他每次醒来几乎总是要咳嗽大发作的,咳得他伸不直腰,一直咳得把肺腔都咳清了,在床上躺了一会儿,深深地喘几口气以后,才能恢复呼吸。这时他咳得青筋毕露,静脉曲张的地方又痒了起来。
“三十岁到四十岁的一组!”一个刺耳的女人声音叫道。
“三十岁到四十岁的一组!请你们站好。三十岁到四十岁的!”
温斯顿连忙跳到电幕前站好,电幕上出现了一个年轻妇女的形象,虽然骨瘦如柴,可是肌肉发达,她穿着一身运动衣裤和球鞋。
“屈伸胳膊!”她叫道。“跟着我一起做。一、二、三、四!
一、二、三、四!同志们,拿出精神来!一、二、三、四!
一、二、三、四!……”