Un equipo de investigadores liderado por la neurobióloga Regina Sullivan realizó un análisis genético del tejido extraído de las amígdalas de las crías de ratas. Esta región cerebral es responsable de procesar las emociones, tales como el miedo y el placer.
Tras determinar qué genes estaban activos en los cerebros de las ratas infantes cuando la madre estaba presente o ausente, los científicos descubrieron que cientos de ellos se activaban cuando las ratas recién nacidas experimentaban dolor (a diferencia de aquellas que no sufrían malestar). Sin embargo cuando la madre estaba presente, la mayoría de ellos se desactivaban.
Los resultados son los primeros en demostrar los efectos a largo plazo del cuidado materno. Cuando una madre consuela a su hijo adolorido, no sólo provoca una respuesta conductual, sino que modifica, para bien o para mal, los circuitos neuronales críticos durante el desarrollo temprano del cerebro.
El hallazgo podría ser útil en el descubrimiento de tratamientos alternativos para aliviar el dolor en infantes, incluyendo mimos, el perfume o la presencia de la madre, ya que utilizar drogas opiáceas resulta demasiado peligroso debido a sus propiedades adictivas. (¿Por qué tenemos diferente tolerancia al dolor?)
El estudio ha sido presentado en la reunión anual de la Sociedad para la Neurociencia.