Segun la tradición, en la antigüedad(古代), para rogar a la divinidad celestial buenas cosechas, los soberanos solían efectuar interpretaciones musicales dedicadas a la luna en una noche del mes octavo.
Hoy en día se mantiene la tradición(传统) de mirar la luna ese día y comer unos pasteles especiales, cuyo origen proviene de una leyenda de la dinastía Yuan.Esta costumbre data, entre otras, de una historia de más dos milenios. Como en lo referente a la luna no hay mejor noche que la de luna llena, esa noche siempre fue la del día quince del mes octavo(八月十五).En China hay un dicho popular que reza textualmente así: al mediar el oto?o es cuando más brilla la luna.
El hábito de comer torta de luna en esta fiesta tiene una historia bastante larga. Según se dice, los gobernantes de la dinastía Yuan, a fin de asegurar su dominio, imponían la orden de que cada diez familias usaran un solo cuchillo en su vida cotidiana, así la gente quedaba sin otras armas de metal si querían levantarse en rebelión. Además, estos mongoles, a quienes los han llamaban Dazi, perpetraban toda clase de maldades.
Los habitantes(居民), hartos ya de las injusticias, decidieron sublevarse; para ello, los organizadores concibieron la idea de promover a los vecinos a regalarse mutuamente tortas de luna en vísperas de la fiestas de oto?o. Dentro de las tortas se ponía una peque?a octavilla con las siguientes palabras: actuemos en conjunto el 15 del octavo mes para matar a los Dazi y acabar con la dinastía Yuan. Esta fue la forma como los insurrectos citaron a los vecinos el levantamiento que se proponían. Después, esta práctica de obsequiar tortas entre el pueblo en vísperas de la fiesta se ha mantenido como una costumbre. Aparte, como la torta lunar es redonda, representa la reunión familiar(全家团圆), además de la felicidad y satisfacción completa.
En esta noche la luna aparece en todo su esplendor y la familia entera se reúne para contemplarla mientras degusta la torta lunar. Si algún familiar está disperso por los cuatro rincones del país, los demás suelen recordarlo evocando los versos del gran poeta Su Shi(1037-1101) que se leen así:
Ojalá mi ser querido sano y salvo,
en este momento comparta conmigo la luna,
aunque nos separa una distancia de mil li.