嘴唇上有蜂蜜?刁难
Marta: Rylan, ¿sabes qué? El otro día tuve la mala suerte de que me picó una abeja.
Rylan: ¡Oh! ¿Estás bien? No serás alérgica, ¿verdad?
Marta: No, por suerte, no lo soy. Estoy perfectamente. Sólo me duele un poco la picadura.
Rylan: Pues, tómate unos antihistamínicos para bajar la hinchazón.
Marta: Eso es lo que he estado haciendo. En unos días estaré bien. ¡No me gustan las abejas!
Rylan: ¿No? ¿Cómo conseguiríamos la miel sin ellas?
Marta: Bueno, eso es cierto. ¿Te gusta la miel, Rylan?
Rylan: ¡Me encanta! Con leche, con té, para hacer chicken nuggets with honey mustard… ¡Riquísimo!
Marta: Nunca he probado eso. Algún día tienes que hacer unos para mí.
Rylan: Por supuesto. ¡Será un placer!
Marta: Pero si lo dices, tienes que cumplirlo, ¡eh! No me dejes con la miel en los labios.
Rylan: Sí, ¡te lo prometo! Hacía tiempo que no escuchaba esa expresión ... con la miel en los labios...muy apropiada en este contexto…
Marta: Claro. ¿Por qué no les explicas a nuestros amigos lo que quiere decir esta expresión?
Rylan: Pues sí. Dejar a alguien con la miel en los labios quiere decir que alguien te promete hacer algo y después no lo hace. No cumple lo prometido.
Marta: ¡Perfecto! Yo no lo podría haber explicado mejor. Imagínate que alguien se acerca a ti con una cuchara con miel. Te la pasa por los labios con lo que te queda el gusto de la miel en ellos.
Rylan: Pero en vez de meterte la cuchara en la boca, la retira, dejándote con las ganas de comer miel.
Marta: ¡Qué mal!, ¿verdad? Eso es de muy mala educación. Si quieres dar algo, lo das, y si no, no lo das. Pero, no se deja a la gente a medias.
Rylan: No, eso está muy mal. ¿Alguna vez te han dejado o has dejado a alguien con la miel en los labios?
Marta: Me han dejado con la miel en los labios muchas veces...y dejar a alguien con la miel en los labios...no creo...al menos no intencionadamente.
Rylan: ¿Y qué pasó? ¿Cuándo, cómo y por qué te dejaron con la miel en los labios?
Marta: Pues mira, recuerdo una vez que había quedado con unos amigos para ir a comer a nuestro restaurante favorito. Habíamos quedado en ese restaurante porque nos encanta uno de sus platos.
Rylan: ¿Qué plato es?
Marta: Cordero a la pimienta con salsa de setas y verduras al vapor.
Rylan: ¡Suena delicioso! ¿Y qué pasó? ¿Por qué te dejaron con la miel en los labios?
Marta: Porque justo en el momento que el camarero vino a tomar nuestro pedido, nos dijo que el cordero se había terminado.
Rylan: ¡Oh! ¡Qué mala suerte! Justo en el momento de pedir la comida, te dijeron eso. Eso sí es dejarte con la miel en los labios.
Marta: Pues sí. Y a ti, Rylan, ¿te han dejado con la miel en los labios alguna vez?
Rylan: Hombre, sí. A mí me encantan los parques de atracciones. Y me encantan las montañas rusas.
Marta: ¿Y qué pasó?
Rylan: Un día fui con mis amigos a un parque de atracciones y tenía muchas ganas de subirme a una de las montañas rusas más escalofriantes que te puedes imaginar.
Marta: ¿Y no pudiste?
Rylan: No. Cuando estaba haciendo cola para subirme a esa montaña rusa, uno de los empleados del parque dijo que tenían que cerrar esa atracción por problemas técnicos por el resto del día.
Marta: Vaya, ¡eso sí es mala suerte! En cierta forma, es mejor. Mejor que la cierren que haya algún accidente grave.
Rylan: Bueno eso seguro. Pero me dejaron con la miel en los labios. Aunque unos meses después volví a ir al parque de atracciones y me subí en esa montaña rusa.
Marta: Al menos, te quitaste ese mal sabor de boca.
Rylan: Así es, como mínimo, me lo pude quitar. Y a vosotros amigos, ¿os han dejado con la miel en los labios alguna vez?