El viernes, el tifón Haiyan afectó las provincias costeras de las Filipinas. Estimaciones actuales calculan que el número de muertos es de dos mil trescientas (2.300) personas aunque se espera que el número crezca. La ONU cree que más de once (11) millones de personas han sido afectadas por la tormenta y aproximadamente seiscientas setenta y tres mil (673.000) han sido desplazadas.
Haiyan trajo vientos sostenidos de doscientos treinta y cinco (235) kilómetros por hora (kmh) (ciento cuarenta y siete (147) millas por hora (mph)), con ráfagas de doscientos setenta y cinco 275 kmh (ciento setenta (170) mph) y olas de hasta quince (15) metros (cuarenta y cinco (45) pies) de altura. Cientos de miles de personas fueron evacuadas antes de que el tifón llegara, pero muchos centros de evacuación no fueron capaces de resistir los vientos y el oleaje producido por la tormenta.
El gobierno y las fuerzas armadas de Filipinas, así como grupos de ayuda y fuerzas armadas internacionales están enviando ayuda urgente a la región. La necesidad más importante en estos momentos es dar cobijo a las decenas de miles de personas desplazadas, así como alimentos, agua y saneamiento.
Las Fuerzas Aéreas de las Filipinas han estado pilotando aeronaves de transporte con provisiones de auxilio y evacuando cientos de residentes. Estados Unidos envió el USS George Washington a la zona del desastre para apoyar los esfuerzos de rescate y recuperación. Australia, Japón, Nueva Zelanda, Indonesia, Reino Unido y Estados Unidos han enviado millones de dólares en ayuda humanitaria y equipos médicos. También han proporcionado materiales para construir refugios, contenedores de agua, alimentos, generadores y medicamentos.
Haiyan fue una de las tormentas más poderosas en tocar tierra que se han registrado. El desastre más mortífero en las Filipinas fue el terremoto de 1976. El terremoto, de una magnitud de siete coma nueve (7,9) grados, provocó un tsunami en el sur de las Filipinas en el que murieron cinco mil setecientas noventa y una (5.791) personas.
- Tengo un amigo que tiene familia en las Filipinas. Yo estaba esperando saber algo de su situación.
- ¿Están bien?
- Sí, están vivos. Mi amigo me dijo que tardó tres días en obtener noticias de sus familiares.
- ¡Tres días! No me puedo imaginar por lo que tu amigo estaba pasando durante esos tres días... ¿Su casa está bien?
- La casa sufrió graves daños. Su familia vive en el lado de la isla que no fue impactada directamente. Por lo tanto, la mayor parte de los daños fueron por el viento y no por los aumentos repentinos del agua.
- ¿Están recibiendo algún tipo de ayuda?
- No está claro. Las carreteras y los aeropuertos no están en servicio todavía. La única conexión entre las islas es un ferry. Mi amigo está muy angustiado por la situación. Y me siento mal porque todo lo que le puedo ofrecer es palabras de apoyo.
- Yo estoy donando dinero a organizaciones de ayuda. Estoy segura de que cada dólar ayudará.
- Probablemente esto es lo menos que podemos hacer ahora.