Génesis 4:1-16 (Versión para niños)
por Leanne Guenther
Algunas veces cuando leemos la Biblia nos preguntamos por qué Dios se preocupó por ciertas cosas. Para algunas personas, la historia de Caín y Abel es una de esas historias.
Hace mucho tiempo, después de tener que marcharse del jardín del Edén, Adán y Eva estaban muy tristes por haber desobedecido a Dios. Le preguntaron a Dios como podían mostrarle lo arrepentidos que estaban. Dios le dijo que podrían mostrarle como se sentían si sacrificaban un cordero, y así lo hicieron.
Después de un tiempo, Adán y Eva tuvieron dos hijos. Su primer hijo se llamó Caín y su segundo hijo se llamó Abel.
La historia de Caín y AbelCaín era un agricultor. Sembraba vegetales y granos. Abel era un pastor que cuidaba los rebaños de la familia. Caín y Abel eran como la mayoría de los hermanos; no siempre se llevaban bien. Pero eran hermanos y se querían mucho, a pesar de sus peleas ocasionales.
Adán y Eva (su padre y madre) compartieron con Caín y Abel el mensaje que Dios les había dado de sacrificar un cordero en su nombre para mostrar lo mucho que apreciaban todo lo que Él había hecho y lo arrepentidos que estaban de sus pecados.
A Abel le interesaba mucho que su sacrificio fuera especial para Dios. Escogió su primer cordero, que era el mejor que tenía y lo ofreció al Señor. Fue difícil para Abel separarse de su más preciada posesión, pero era importante para él esforzarse por hacer lo que Dios había pedido.
Caín pensó que su hermano menor era un poco tonto por entregar su mejor cordero. "Caramba" pensó. "Nosotros necesitamos ese cordero, pero Dios no lo necesita. Seguro que Él estará feliz si sacrificamos el más pequeño del rebaño. De hecho, ¿por qué tiene que ser un cordero? Soy agricultor y este ha sido un año grandioso para mi cosecha de trigo; no puedo usar todo lo que he cosechado. Mejor sería quemar parte de la paja sobrante que tengo, así no desperdicio nada."
La historia de Caín y Abel
Los razonamientos de Caín suenan bien cuando los oyes por primera vez, ¿no es así?
Caín observó mientras las llamas consumían completamente al cordero en el altar, mientras que la paja sobrante solo humeó un poco pero nunca prendió fuego.
¡Esto sólo podría significar una cosa! Dios prefirió a Abel.
¡Caín estaba muy envidioso! No se tomó el tiempo de darse cuenta de que fue su decisión de sacrificar paja la que causó la diferencia en la respuesta de Dios a sus sacrificios, y tampoco asumió la responsabilidad. En lugar de eso, se enfureció con su hermano.
Caín le pidió a Abel que fuera a caminar con él, y aún lleno de ira golpeó a Abel derribándolo para luego matarlo.
Cuando Caín se dio cuenta de lo que había hecho, le preocupó más que alguien hubiera visto lo que había hecho, que el hecho de haber causado la muerte de su hermano. Miró a su alrededor y suspiró con alivio al notar que no había nadie cerca.
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Y luego el Señor habló: "Caín, ¿dónde está tu hermano?"
Caín se encogió de hombros: "¡ni idea! ¿Acaso soy el guardián de mi hermano?"
Dios respondió, "Caín, como puedes ser tan cruel con tu único hermano. El no te ha hecho nada, sino que trata de hacer lo mas que puede por Mí, por sus padres...y por ti."
Caín cayó al piso sollozando. Finalmente sintió el horror de lo que había hecho. Y por el resto de su vida tuvo que vivir con ese sentimiento y sabiendo que había asesinado a su hermano menor.