El primer día de la Fiesta de los Panes sin Levadura, los discípulos le preguntaron a Jesús; "¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua?" Jesús les contestó: "Vayan a la ciudad y encontrarán a un hombre, díganle que queremos ir a su casa para la Pascua."La Última Cena
Primero que todo, ¿Qué es la Fiesta de los Panes sin Levadura, y qué es la Pascua? En realidad son lo mismo. Los judíos celebraban la Pascua desde los tiempos de Moisés, cuando el Señor salvó a todos los bebés israelitas. Ahí fue cuando el Señor 'pasó por' sus casas, y estuvieron seguros. Esta es otra historia importante que tu profesor o profesora tendrá que contarte en otra ocasión.
La Última Cena - Historias de la Biblia para niñosDurante el tiempo de las celebraciones de Pascua, la gente no comía ni tenía pan con levadura en sus casas. La levadura es la que hace que el pan sea grande y esponjoso. Sin levadura, el pan es plano, y este se llama pan sin levadura o ácimo. Ahora volvamos a la historia.
Los discípulos hicieron lo que Jesús les había pedido, y encontraron un lugar y se alistaron para la Pascua.
Llegó la noche, y Jesús y los doce discípulos se sentaron a compartir la cena. Los discípulos estaban comiendo en silencio, pues sus mentes estaban ocupadas en muchas cosas. Estaban preocupados porque algunas personas querían matar a Jesús porque se estaba volviendo muy popular.
Jesús podía notar la preocupación de los discípulos. Entonces les dijo en baja voz: "En verdad les digo, uno de ustedes me traicionará." Los discípulos se miraban unos a otros asombrados, y algunos le preguntaron: "No soy yo, ¿verdad, Señor?"
Jesús contestó, "Aquel que moja su pan en el tazón conmigo me traicionará. Moriré, como está escrito, pero el hombre que me traicione se arrepentirá para siempre.
Entonces Judas, bajó la cabeza y habló en baja voz a Jesús: "¿No soy yo, verdad?" Jesús contestó: "Si, tu eres." Judas bajó la cabeza aún más, y esperaba que los otros discípulos no hubieran oído lo que había dicho Jesús. Por fortuna, estaban poniendo más atención a Jesús que estaba partiendo el pan.
Agradeció a Dios por el pan y lo compartió con sus discípulos y dijo: "Tomen y coman. Este es mi cuerpo que he entregado por ustedes". Luego tomó la copa llena, agradeció a Dios y dijo: "Esta es mi sangre, que se derramará por muchos para que se perdonen sus pecados." Entonces todos tomaron un sorbo de la copa.
La cena continuó después de esto, pues era una celebración larga. Los discípulos se tomaron su tiempo, porque disfrutaban hablando con Jesús y haciéndole preguntas. (Como cuando sales a cenar con tus padres y sus amigos, a veces parece que van a hablar para siempre, y tu solo quieres irte a casa...).
Después de algún tiempo, Jesús se levantó de la mesa y fue a una parte diferente de la habitación. Se quitó sus ropas de diario, se envolvió una toalla grande, de manera que parecía como un sirviente. Después de eso, vertió agua en un tazón grande y comenzó a lavar los pies de los discípulos. Luego los secó con la toalla que se había envuelto.
Primero que todo, Jesús es como un Rey, pero aun más grandioso que un rey, ¡Él es el Rey de Reyes! Al lavar los pies de los discípulos, Él estaba haciendo algo que solo un sirviente haría. ¡Es como si alguien famoso llegara a tu casa y comenzara a limpiar tu habitación, y hasta se pusiera de rodillas para limpiar bajo tu cama! Tal vez nunca pasaría.
Cuando era el momento de lavar los pies de Pedro, este le dijo a Jesús: "Señor, ¿vas a lavar mis pies?" Jesús contestó: "No entiendes lo que estoy haciendo, pero más tarde lo harás."
"No," dijo Pedro, "nunca lavarás mis pies." Dijo esto porque no se sentía cómodo dejando que Jesús le lavara los pies. Sabía que Jesús era muy especial.
Jesús le contestó: "Si no lavo tus pies, no puedes estar conmigo."
"Entonces, Señor…" contestó Pedro "lava no sólo mis pies, sino mis manos y mi cabeza también." Jesús le explicó que solo necesitaba lavar sus pies, y que esto haría que todo su cuerpo estuviera limpio.
Cuando Jesús había terminado de lavar los pies de todos los discípulos, volvió a ponerse sus ropas de diario y regresó a la mesa. "¿Entienden lo que he hecho por ustedes?" Jesús les preguntó. "Me llaman “Maestro” y “Señor”, y eso es lo que soy. Y ahora que he lavado sus pies, también pueden lavarse los pies unos a otros."
Este es un ejemplo de cómo debes tratar a los demás. No es que tengas que lavar los pies de otras personas, sino que al hacer cosas buenas por otros y actuar como un sirviente por Jesús, estás haciendo lo que Él quiere que hagas. Si haces estas cosas, Jesús te bendecirá.