中西阅读:《1984》Parte1 第二章 2
—Son los niños dijo la señora Parsons, lanzando una mirada aprensiva hacia la puerta—. Hoy no han salido. Y, desde luego...
Aquella mujer tenía la costumbre de interrumpir sus frases por la mitad. El fregadero de la cocina estaba lleno casi hasta el borde con agua sucia y verdosa que olía aún peor que la verdura. Winston se arrodilló y examinó el ángulo de la tubería de desagüe donde estaba el tornillo. Le molestaba emplear sus manos y también tener que arrodillarse, porque esa postura le hacía toser. La señora Parsons lo miró desanimada:
—Naturalmente, si Tom estuviera en casa lo arreglaría en un momento. Le gustan esas cosas. Es muy hábil en cosas manuales. Sí, Tom es muy...
Parsons era el compañero de oficina de Winston en el Ministerio de la Verdad. Era un hombre muy grueso, pero activo y de una estupidez asombrosa, una masa de entusiasmos imbéciles, uno de esos idiotas de los cuales, todavía más que de la Policía del Pensamiento, dependía la estabilidad del Partido. A sus treinta y cinco años acababa de salir de la Liga juvenil, y antes de ser admitido en esa organización había conseguido permanecer en la de los Espías un año más de lo reglamentario. En el Ministerio estaba empleado en un puesto subordinado para el que no se requería inteligencia alguna, pero, por otra parte, era una figura sobresaliente del Comité deportivo y de todos los demás comités dedicados a organizar excursiones colectivas, manifestaciones espontáneas, las campañas pro ahorro y en general todas las actividades «voluntarias». Informaba a quien quisiera oírle, con tranquilo orgullo y entre chupadas a su pipa, que no había dejado de acudir ni un solo día al Centro de la Comunidad durante los cuatro años pasados. Un fortísimo olor a sudor, una especie de testimonio inconsciente de su continua actividad y energía, le seguía a donde quiera que iba, y quedaba tras él cuando se hallaba lejos.
—¿Tiene usted un destornillador? dijo Winston tocando el tapón del desagüe.
—Un destornillador dijo la señora Parsons, inmovilizándose inmediatamente—. Pues, no sé. Es posible que los niños...
“那是孩子们,”派逊斯太大有点担心地向那扇房门看一眼。“他们今天没有出去。当然罗——”
她有一种话说半句又顿住的习惯。厨房里的水池几乎满得溢了出来,尽是发绿的脏水,比烂白菜味儿还难闻。温斯顿弯下身去检查水管拐弯的接头处。他不愿用手,也不愿弯下身去,因为那样总很容易引起他的咳嗽。派逊斯太太帮不上忙,只在一旁看着。
“当然罗,要是托姆在家,他一下子就能修好的,”她说。
“他喜欢干这种事。他的手十分灵巧,托姆就是这样。”
派逊斯是温斯顿在真理部的同事。他是个身体发胖、头脑愚蠢、但在各方面都很活跃的人,充满低能的热情——是属于那种完全不问一个为什么的忠诚的走卒,党依靠他们维持稳定,甚至超过依靠思想警察。他三十五岁,刚刚恋恋不舍地脱离了青年团,在升到青年团以前,他曾不管超龄多留在少年侦察队一年。他在部里担任一个低级职务,不需什么智力,但在另一方面,他却是体育运动委员会和其他一切组织集体远足、自发示威、节约运动等一般志愿活动的委员会的一个领导成员。他会一边抽着烟斗,一边安详地得意地告诉你,过去四年来他每天晚上都出席邻里活动中心站的活动。他走到哪里,一股扑鼻的汗臭就跟到那里。甚至在他走了以后,这股汗臭还留在那里,这成了他生活紧张的无言证明。
“你有钳子吗?”温斯顿说,摸着接头处的螺帽。
“钳子,”派逊斯太太说,马上拿不定主意起来。“我不知道,也许孩子们——”。