No sólo se trata de la escritura, sino que también de la pronunciación, y principalmente de los cuatro tonos, que pueden llegar a ser un dolor de cabeza.
En los últimos años aprender chino se está volviendo una necesidad para quien busca nuevas oportunidades, principalmente en el mundo de los negocios, y hablarlo es un valor agregado para cualquiera que tome el desafío.
El chino es considerado uno de los idiomas más difíciles del mundo, no sólo por su complejo sistema de escritura, con más de 6.000 caracteres. La pronunciación también es muy difícil, principalmente porque tiene combinaciones de sílabas cuya fonética no conocemos en idiomas de habla latina y, por más que intentamos, nos cuesta mucho diferenciar.
A esto hay que sumar los tonos, que pueden llegar a ser una gran complicación para los extranjeros que comienzan a estudiar. Estos tonos son las inflexiones de voz que sirven para distinguir una palabra de otra. Si bien en el chino cantonés son 9 tonos, en el mandarín son oficialmente 4, más un quinto “neutro”. Al escribirlos en “pinyin” –la transcripción fonética con letras de nuestro alfabeto latino- estos son ā, á, ǎ y à (en todas las vocales).
Saber los acentos es clave a la hora de hablar, porque éstos hacen la diferencia en el significado de las palabras. Por ejemplo “mā,妈” significa mamá y “mǎ,马” caballo, mientras que “ma,吗” en tono neutro se pone al final de una frase cuando se quiere indicar pregunta (algo así como que dijéramos en voz alta el signo de interrogación).
La mayoría de las palabras, aún con el mismo tono, también tienen una gran cantidad de significados, y muchas veces éste sólo se puede deducir por el contexto. Por ejemplo, “nán” puede significar “sur, 南”, “hombre, 男” o “difícil, 难”, entre otros. Como en chino se escriben diferente, en la lectura se puede diferenciar perfectamente, pero en lo oral hay que poner atención al contexto. Si en español palabras homófonas como “siervo” y “ciervo” son excepciones, en chino es lo más común.
Por eso, hay que tener mucho cuidado con las metidas de pata. Algunos ejemplos: decir “soy gay”, en vez de decir “soy liebre”, cuando se habla del horóscopo chino, o “tengo que besarte”, en lugar de “tengo que preguntarte”, etc. Aprender chino no es sólo cosa de esfuerzo y constancia, sino que también es necesario tener bastante sentido del humor para soportar las burlas de los chinos cuando te equivocas y no rendirte en el intento.
La siguiente es una muestra de lo difícil que es el idioma chino. Se trata de un poema en el cual cada sílabase pronuncia /shi/. En la primera columna está la pronunciación, luego los caracteres chinos y, finalmente, su traducción al español. Es impresionante!!!