水井与钟摆 14(西英双语)
原文:
Sentía que se retorcían sobre mi garganta, que sus fríos hocicos buscaban mis labios. Me encontraba medio sofocado por aquel peso que se multiplicaba constantemente. Un asco espantoso, que ningún hombre ha sentido en el mundo, henchía mi pecho y helaba mi corazón como un pesado vómito. Un minuto más, y me daba cuenta de que en más de un sitio habían de estar cortadas. Con una resolución sobrehumana, continué inmóvil.
No me había equivocado en mis cálculos. Mis sufrimientos no habían sido vanos. Sentí luego que estaba libre. En pedazos, colgaba la correa en torno de mi cuerpo.Pero el movimiento del péndulo efectuábase ya sobre mi pecho. L estameña de mi traje había sido atravesada y cortada la camisa.Efectuó dos oscilaciones más, y un agudo dolor atravesó mis nervios. Pero había llegado el instante de salvación. A un ademán de mis manos, huyeron tumultuosamente mis libertadorasCon un movimiento tranquilo y decidido, prudente y oblicuo, lento y aplastándome contra el banquillo, me deslicé fuera del abrazo y de la tira y del alcance de la cimitarra. Cuando menos, por el momento estaba libre.
¡Libre! ¡Y en las garras de la Inquisición! Apenas había escapado de mi lecho de horror, apenas hube dado unos pasos por el suelo de mi calabozo, cesó el movimiento de la máquina infernal y la oí subir atraída hacia el techo por una fuerza invisible. Aquélla fue una lección que llenó de desesperación mi alma. Indudablemente, todos mis movimientos eran espiados.¡Libre! Había escapado de la muerte bajo una determinada agonía, sólo para ser entregado a algo peor que la muerte misma, y bajo otra nueva forma.
英译:
They writhed upon my throat; their cold lips sought my own; I was half stifled by their thronging pressure; disgust, for which the world has no name, swelled my bosom, and chilled, with a heavy clamminess, my heart. Yet one minute, and I felt that the struggle would be over. Plainly I perceived the loosening of the bandage. I knew that in more than one place it must be already severed. With a more than human resolution I lay still.
Nor had I erred in my calculations -- nor had I endured in vain. I at length felt that I was free. The surcingle hung in ribands from my body. But the stroke of the pendulum already pressed upon my bosom. It had divided the serge of the robe. It had cut through the linen beneath. Twice again it swung, and a sharp sense of pain shot through every nerve. But the moment of escape had arrived. At a wave of my hand my deliverers hurried tumultuously away. With a steady movement -- cautious, sidelong, shrinking, and slow -- I slid from the embrace of the bandage and beyond the reach of the scimitar. For the moment, at least, I was free.
Free! -- and in the grasp of the Inquisition! I had scarcely stepped from my wooden bed of horror upon the stone floor of the prison, when the motion of the hellish machine ceased and I beheld it drawn up, by some invisible force, through the ceiling. This was a lesson which I took desperately to heart. My every motion was undoubtedly watched. Free! -- I had but escaped death in one form of agony, to be delivered unto worse than death in some other.