Poirot sonrió. Japp continuó leyendo:
Señor Clancy. Resultado: bueno. Espera ganar dinero con el libro inspirado en el crimen.
Doctor Bryant. Resultado: bueno, si es RT 362.
Señor Ryder. Resultado: bueno, dado que el dinero que le han dado por los artículos sobre el crimen, le ha permitido superar una delicada situación económica. También bueno si Ryder es XVB 724.
Monsieur Dupont. Resultado: nulo.
Monsieur Jean Dupont. Resultado: idéntico.
Mitchell. Resultado: nulo.
Davis. Resultado: nulo.
—¿Y cree que esto va a servirle de mucho? —preguntó Japp, escéptico—. No veo que poner tras cada nombre «No sé, no sé y no sé», lo haga mucho más fácil.
—Nos da una clasificación muy clara —explicó Poirot—. En cuatro casos, el señor Clancy, la señorita Grey, el señor Ryder, y creo que también lady Horbury, tenemos un resultado en el haber. En los casos del señor Gale y del señor Kerr, tenemos un resultado en el debe. En cuatro casos no hay ningún resultado, que sepamos, y en el del doctor Bryant, o bien no hay resultado o hay una gran ganancia.
—Entonces, ¿qué? —preguntó Japp.
—Entonces, hay que seguir investigando.
—Con bien pocos elementos contamos para eso —afirmó Japp, enfurruñado—. Me parece que poco lograremos mientras no nos manden de París lo que precisamos. Es por la parte de Giselle en donde hay que encontrar la solución. Me parece que yo hubiera obtenido de su doncella más que Fournier.
—Lo dudo, amigo mío. Lo más interesante del caso es la personalidad de la víctima. Una mujer sin amigos, una mujer que en su tiempo fue joven, amó y sufrió, y para quien luego todo se acabó: ni una fotografía, ni un recuerdo, ni una baratija. Marie Morisot se convirtió exclusivamente en madame Giselle: una prestamista.
—¿Cree usted que hay una pista en su pasado?
—Es posible.
—Bien, deberíamos aprovecharla, porque del presente no tenemos ninguna.
—¡Oh! Sí, amigo mío, las hay.
—La cerbatana, desde luego.
—No, la cerbatana no.
—Pues sepamos qué pistas hay en este caso.
—Se las daré como títulos, como los que llevan los libros del señor Clancy: «La pista de la avispa». «La pista de las pertenencias de los viajeros». «La pista de las dos cucharillas de café».
—¿Qué es eso de las cucharillas de café?
—Madame Giselle tenía dos cucharillas en su plato.
—Eso significa boda, según dicen.
—En este caso —afirmó Poirot—, significó entierro.