西语阅读 罗密欧与朱丽叶 acto 4 escena 3
ESCENA III
Habitación de Julieta
JULIETA Y SU MADRE
Julieta
Sí, ama, sí: este traje está mejor, pero yo quisiera quedarme sola esta noche, para pedir a Dios en devotas oraciones que me ilumine y guíe en estado tan lleno de peligros.
(Entra la señora de Capuleto)
Señora de Capuleto
Bien trabajáis. ¿Queréis que os ayude?
Julieta
No, madre. Ya estarán escogidas las galas que he de vestirme mañana. Ahora quisiera que me dejaseis sola, y que el ama velase en vuestra compañía, porque es poco el tiempo, y falta mucho que disponer.
Señora de Capuleto
Buenas noches, hija. Vete a descansar, que falta te hace.
(Vase)
Julieta
¡Adiós! ¡Quién sabe si volveremos a vernos! Un miedo helado corre por mis venas y casi apaga en mí el aliento vital. ¿Les diré que vuelvan? Ama... Pero ¿a qué es llamarla? Yo sola debo representar esta tragedia. Ven a mis manos, ampolla. Y si este licor no produjese su efecto, ¿tendría yo que ser esposa del Conde? No, no, jamás: tú sabrás impedirlo. Aquí, aquí le tengo guardado. (Señalando el puñal). ¿Y si este licor fuera un veneno preparado por el fraile para matarme y eludir su responsabilidad por haberme casado con Romeo? Pero mi temor es vano. ¡Si dicen que es un santo! ¡Lejos de mi tan ruines pensamientos! ¿Y si me despierto encerrada en el ataúd, antes que vuelva Romeo? ¡Qué horror! En aquel estrecho recinto, sin luz, sin aire... me voy a ahogar antes que él llegue. Y la espantosa imagen de la muerte ... y la noche... y el horror del sitio... la tumba de mis mayores ... aquellos huesos amontonados por tantos siglos... el cuerpo de Teobaldo que está en putrefacción muy cerca de allí... los espíritus que, según dicen, interrumpen... de noche, el silencio de aquella soledad... ¡Ay, Dios mío! ¿no será fácil que al despertarme, respirando aquellos miasmas, oyendo aquellos lúgubres gemidos que suelen entorpecer a los mortales, aquellos gritos semejantes a las quejas de la mandrágora cuando se la arranca del suelo... ¿no es fácil que yo pierda la razón, y empiece a jugar en mi locura con los huesos de mis antepasados, o a despojar de su velo funeral el cadáver de Teobaldo, o a machacarme el cráneo con los pedazos del esqueleto de alguno de mis ilustres mayores? Ved... Es la sombra de mi primo, que viene con el acero desnudo, buscando a su matador Romeo. ¡Detente, Teobaldo! ¡A la salud de Romeo! (Bebe)