3顶高脚帽 第三幕4
paula. Allí se van todos los que se disgustan, y ya los desiertos están llenos de gente y de piscinas.
dionisio. (Triste.) Entonces es que tú no quieres venir conmigo.
paula. No. Realmente yo no quisiera irme contigo, Dionisio...
dionisio. ¿Por qué?
(Pausa. Ella no quiere hablar. Se levanta y va hacia el balcón.)
paula. Voy a descorrer las cortinas del balcón. (Lo hace.) Ya debe de estar amaneciendo... Y aún llueve... ¡Dionisio, ya han apagado las lucecitas del puerto! ¿Quién será el que las apaga?
dionisio. El farolero.
paula. Sí, debe de ser el farolero.
dionisio. Paula..., ¿no me quieres?
paula. (Aún desde el balcón.) Y hace frío...
dionisio. (Cogiendo una manta de la cama.) Ven junto a mí... Nos abrigaremos los dos con esta manta... (Ella va y se sientan los dos juntos, cubriéndose las piernas con la manta.) ¿Quieres a Buby?
paula. Buby es mi amigo. Buby es malo. Pero el pobre Buby no se casa nunca... Y los demás se casan siempre... Esto no es justo, Dionisio...
dionisio. ¿Has tenido muchos novios?
paula. ¡Un novio en cada provincia y un amor en cada pueblo! En todas partes hay caballeros que nos hacen el amor... ¡Lo mismo es que sea noviembre o que sea en el mes de abril! ¡Lo mismo que haya epidemias o que haya revoluciones...! ¡Un novio en cada provincia...! ¡Realmente es muy divertido...! Lo malo es, Dionisio, lo malo es que todos los caballeros estaban casados ya, y los que aún no lo estaban escondían ya en la cartera el retrato de una novia con quien se iban a casar... Dionisio, ¿por qué se casan todos los caballeros...? ¿Y por qué, si se casan, lo ocultan a las chicas como yo...? ¡Tú también tendrás ya en la cartera el retrato de una novia...! ¡Yo aborrezco las novias de mis amigos...! Así no es posible ir con ellos junto al mar... Así no es posible nada... ¿Por qué se casan todos los caballeros...?
dionisio. Porque ir al fútbol siempre, también aburre.
paula. Dionisio, enséñame el retrato de tu novia.
dionisio. No.
paula. ¡Qué más da! ¡Enséñamelo! Al final lo enseñan todos...
dionisio. (Saca una cartera. La abre. paula curiosea.) Mira...
paula. (Señalando algo.) ¿Y esto? ¿También un rizo de pelo...?
dionisio. No es de ella. Me lo dio madame Olga... Se lo cortó de la barba, como un pequeño recuerdo... (Le enseña una fotografía.) Este es su retrato, mira...
paula. (Lo mira despacio. Después.) ¡Es horrorosa, Dionisio...!
dionisio. Sí.
paula. Tiene demasiados lunares...
dionisio. Doce. (Señalando con el dedo.) Esto de aquí es otro...
paula. Y los ojos son muy tristes... No es nada guapa, Dionisio...
dionisio. Es que en este retrato está muy mal... Pero tiene otro, con un vestido de portuguesa, que si lo vieras... (Poniéndose de perfil con un gesto forzado.) Está así...
paula. ¿De perfil?
dionisio. Sí. De perfil. Así.
(Lo repite.)
paula. ¿Y está mejor?
dionisio. Sí. Porque no se le ven más que seis lunares...
paula. Además, yo soy más joven...
dionisio. Sí. Ella tiene veinticinco años...
paula. Yo, en cambio... ¡Bueno! Yo debo de ser muy joven, pero no sé con certeza la edad mía... Nadie me lo ha dicho nunca... Es gracioso, ¿no? En la ciudad vive una amiga que se casó... Ella también bailaba con nosotros. Cuando voy a la ciudad siempre voy a su casa. Y en la pared del comedor señalo con una raya mi estatura. ¡Y cada vez señalo más alta la raya...! ¡Dionisio, aún estoy creciendo...! ¡Es encantador estar creciendo todavía...! Pero cuando ya la raya no suba más alta, esto indicará que he dejado de crecer y que soy vieja... Qué tristeza entonces, ¿verdad? ¿Qué hacen las chicas como yo cuando son viejas...? (Mira otra vez el retrato.) ¡Yo soy más guapa que ella...!
dionisio. ¡Tú eres mucho más bonita! ¡Tú eres más bonita que ninguna! Paula, yo no me quiero casar. Tendré unos niños horribles... ¡y criaré el ácido úrico...!
paula. ¡Ya es de día, Dionisio! ¡Tengo ganas de dormir...!
dionisio. Echa tu cabeza sobre mi hombro... Duerme junto a mí...
paula. (Lo hace.) Bésame, Dionisio. (Se besan.) ¿Tu novia nunca te besa...?
dionisio. No.
paula. ¿Por qué?
dionisio. No puede hasta que se case...
paula. Pero ¿ni una vez siquiera?
dionisio. No, no. Ni una vez siquiera. Dice que no puede.
paula. Pobre muchacha, ¿verdad? Por eso tiene los ojos tan tristes... (Pausa.) ¡Bésame otra vez, Dionisio...!
dionisio. (La besa nuevamente.) ¡Paula! ¡Yo no me quiero casar! ¡Es una tontería! ¡Ya nunca sería feliz! Unas horas solamente todo me lo han cambiado... Pensé salir de aquí hacia el camino de la felicidad y voy a salir hacia el camino de la ñoñería y de la hiperclorhidria...
paula. ¿Qué es la hiperclorhidria?
dionisio. No sé, pero debe de ser algo imponente... ¡Vamos a marcharnos juntos...! ¡Dime que me quieres, Paula!
paula. ¡Déjame dormir ahora! ¡Estamos tan bien así...!