3顶高脚帽 第三幕5
(Pausa. Los dos, con las cabezas juntas, tienen cerrados los ojos. Cada vez hay más luz en el balcón. De pronto, se oye el ruido de una trompeta que toca a diana y que va acercándose más cada vez. Luego se oyen unos golpes en la puerta del foro.)
don rosario. (Dentro.) ¡Son las siete, don Dionisio! ¡Ya es hora de que se arregle! ¡El coche no tardará! ¡Son las siete, don Dionisio!
(Él queda desconcertado. Hay un silencio. Y ella bosteza y dice.)
paula. Son ya las siete, Dionisio. Ya te tienes que vestir.
dionisio. No.
paula. (Levantándose y tirando la manta al suelo.) ¡Vamos! ¿Es que eres tonto? ¡Ya es hora de que te marches...!
dionisio. No quiero. Estoy muy ocupado ahora...
paula. (Haciendo lo que dice.) Yo te prepararé todo... Verás... El agua... Toallas... Anda. ¡A lavarte, Dionisio...!
dionisio. Me voy a constipar. Tengo muchísimo frío...
(Se echa en el diván acurrucándose.)
paula. No importa... Así entrarás en reacción... (Le levanta a la fuerza.) ¡Y esto te despejará! ¡Ven pronto! ¡Un chapuzón ahora mismo! (Le mete la cabeza en el agua.) ¡Así! No puedes llevar cara de sueño... Si no, te reñiría el cura... Y los monaguillos... Te reñirán todos...
dionisio. ¡Yo tengo mucho frío! ¡Yo me estoy ahogando...!
paula. Eso es bueno... Ahora, a secarte... Y te tienes que peinar... Mejor, te peinaré yo... Verás... Así... Vas a ir muy guapo, Dionisio... A lo mejor ahora te sale otra novia... Pero... ¡oye! ¿Y los sombreros de copa? (Los coge.) ¡Están estropeados todos...! No te va a servir ninguno... Pero ¡ya está! ¡No te apures! Mientras te pones el traje yo te buscaré uno mío. Está nuevo. ¡Es el que saco cuando bailo el charlestón...!
(Sale por la puerta de la izquierda. dionisio seesconde tras el biombo y se pone los pantalones del «chaquet». En seguida entra por el foro don rosario, vestido absurdamente de etiqueta, con el cornetín en una mano y en la otra una gran bandera blanca. Y, mientras habla, corre por la habitación como un imbécil.)
don rosario. ¡Don Dionisio! ¡Don Dionisio...! ¡Tengo todo preparado! ¡Dése prisa en terminar! ¡Está el pasillo adornado con flores y cadenetas! ¡Las criadas tienen puesto el traje de los domingos y le tirarán confetti!...¡Los camareros le tirarán migas de pan! ¡Y el cocinero tirará en su honor gallinas enteras por el aire!
dionisio. (Asomándose por encima del biombo.) Pero ¿por qué ha dispuesto usted eso...?
don rosario. No se apure, don Dionisio. Lo mismo hubiese hecho por aquel niño mío que se ahogó en el pozo... ¡He invitado a todo el barrio y todos le esperarán en el portal! ¡Las mujeres y los niños! ¡Los jóvenes y los viejos! ¡Los policías y los ladrones! ¡Dése prisa, don Dionisio! ¡Ya está todo preparado!
(Y se va otra vez por el foro; y con su cornetín, desde dentro, empieza a tocar una bonita marcha. paula sale ahora con un sombrero de copa en la mano.)
paula. ¡Dionisio...!
dionisio. (Sale de detrás del biombo, con los pantalones del «chaquet» puestos y los faldones de la camisa fuera.) ¡Ya estoy...!
paula. ¡He encontrado ya el sombrero...! ¡Ya verás qué bien te está! (Se lo pone a dionisio, a quien le está muy mal.) ¿Lo ves? ¡Es el que te sienta mejor...!
dionisio. ¡Pero esto no es serio, Paula! ¡Es un sombrero de baile...!
paula. ¡Así, mientras que lo tengas puesto, pensarás cosas alegres! ¡Y ahora, el cuello! ¡La corbata!
(Empieza a ponérselo, todo muy mal.)
dionisio. ¡Paula! ¡Yo no me quiero casar! ¡Yo no voy a saber qué decirle a ese señor centenario! ¡Yo te quiero con locura...!
paula. (Poniéndole el pasador del cuello.) Pero ¿estás llorando ahora...?
dionisio. Es que me estás cogiendo un pellizco...
paula. ¡Pues ya está! (Termina. Le pone el «chaquet».) Y ahora el chaquet... ¡Y el pañuelo en el bolsillo! (Le contempla, ya vestido del todo.) Pero ¿y la camisa ésta? ¿Se llevan así en las bodas...?
dionisio. (Ocultándose tras el biombo para meterse la camisa.) No. Si es que...
paula. ¿Cómo es una boda, oye? ¿Tú lo sabes? Yo no he ido nunca a una boda... Como me acuesto tan tarde, no tengo tiempo de ir... Pero será así... ¡Sal ya! (dionisio sale, ya con la camisa en su sitio.) Yo soy la novia y voy vestida de blanco con un velo hasta los pies... Y cogida de tu brazo... (Lo hace. Y se pasean por el cuarto.) Y entraremos en la iglesia... así..., muy serios los dos... Y al final de la iglesia habrá un cura muy simpático, con sus guantes blancos puestos...
dionisio. Paula... Los curas no se ponen guantes blancos...
paula. ¡Cállate! ¡Habrá un cura muy simpático! Y entonces le saludaremos... «Buenos días. ¿Está usted bien? Y su familia, ¿está buena? ¿Qué tal sigue el sacristán? Y los monaguillos, ¿están todos buenos...?» Y les daremos un beso a todos los monaguillos...
dionisio. ¡Paula! ¡A los monaguillos no se les da besos...!
paula. (Enfadada.) ¡Pues yo besaré a todos los monaguillos, porque para eso soy la novia y puedo hacer lo que quiera...!
dionisio. Es que... tú no serás la novia.
paula. ¡Es verdad! ¡Qué pena que no sea yo la novia, Dionisio...!
dionisio. ¡Paula! ¡Yo no me quiero casar! ¡Vámonos juntos a Chicago...!
don rosario. (Dentro.) ¡Don Dionisio! ¡Don Dionisio...!
dionisio. ¡Escóndete...! ¡Es don Rosario! ¡No debe verte en mi cuarto!
(paula se esconde tras el biombo.)
don rosario. (Entrando.) ¡Ya está el coche esperándole! ¡Salga pronto, don Dionisio! ¡Es una carroza blanca con dos lacayos morenos! ¡Y dos caballitos blancos con manchas café con leche! ¡Vaya caballitos blancos! ¡Ya las criadas están tirando confetti!¡Y los camareros ya tiran migas de pan! ¡Salga pronto, don Dionisio...!
dionisio. (Mirando hacia el biombo, sin querer marcharse.) Sí..., ahora voy.
don rosario. ¡No! ¡No! Delante de mí... Yo iré detrás ondeando la bandera con una mano y tocando el cornetín...
dionisio. Es que yo... quiero despedirme, hombre...
don rosario. ¿Del cuarto? ¡No se preocupe! ¡En los hoteles los cuartos son siempre iguales! ¡No dejan recuerdos nunca! ¡Vamos, vamos, don Dionisio...!
dionisio. (Sin dejar de mirar al biombo.) Es que... (paula saca una mano por encima del biombo, como despidiéndose de él.) ¡Adiós...!
don rosario. (Cogiéndole por las solapas del «chaquet» y llevándoselo tras él.) ¡Viva el amor y las flores, capullito de azucena!
Y ondea la bandera. dionisio vuelve a despedirse con la mano. Y también paula. Y don rosario y dionisio desaparecen por el foro. paula sale de su escondite. Se acerca a la puerta del foro y mira. Luego corre hacia el balcón y vuelve a mirar a través de los cristales. La trompeta de don rosario sigue sonando, más lejos cada vez, interpretando una bonita marcha militar. paula saluda con la mano, tras los cristales. Después se vuelve. Ve los tres sombreros de copa y los coge... Y, de pronto, cuando parece que se va a poner sentimental, tira los sombreros al aire y lanza el alegre grito de la pista: ¡Hoop! Sonríe, saluda y cae el
TELÓN