3只高脚帽 第一幕6
dionisio. Perdone que no le dé la mano... (Por los sombreros, con los que sigue en la misma actitud.) Como tengo esto..., pues no puedo.
buby. (Displicente.) ¡Un compañero! ¡Entra dentro, Paula!...
paula. ¡No entro, Buby!
buby. ¿No entras, Paula?
paula. No entro, Buby.
buby. Pues yo tampoco entro, Paula.
(Se sientan en la cama, uno a cada lado de dionisio, que también se sienta y que cada vez está más azorado. buby empieza a silbar una canción americana, acompañándose con su ukelele. paula le sigue, y también dionisio. Acaban la pieza. Pausa.)
dionisio. (Para romper, galante, el violento silencio.) ¿Y hace mucho tiempo que es usted negro?
buby. No sé. Yo siempre me he visto así en la luna de los espejitos..
dionisio. ¡Vaya por Dios! ¡Cuando viene una desgracia nunca viene sola! ¿Y de qué se quedó usted así? ¿De alguna caída?...
buby. Debió de ser eso, señor...
dionisio. ¿De una bicicleta?
buby. De eso, señor...
dionisio. ¡Como que a los niños no se les debe comprar bicicletas!. ¿Verdad, señorita? Un señor que yo conocía...
paula. (Que, distraída, no hace caso a este diálogo.) Este cuarto es mejor que el mío...
dionisio. Sí. Es mejor. Si quiere usted lo cambiamos. Yo me voy al suyo y ustedes se quedan aquí. A mí no me cuesta trabajo... Yo recojo mis cuatro trapitos... Además de ser más grande, tiene una vista magnífica. Desde el balcón se ve el mar... Y en el mar tres lucecitas... El suelo también es muy mono... ¿Quieren ustedes mirar debajo de la cama?...
buby. (Seco.) No.
dionisio. Anden. Miren debajo de la cama. A lo mejor encuentran otra bota... Debe de haber muchas...
paula. (Que sigue distraída y sin hacer mucho caso de lo que dice dionisio, siempre azoradísimo.) Haga usted algún ejercicio con los sombreros. Así nos distraeremos. A mí me encantan los malabares...
dionisio. A mí también. Es admirable eso de tirar las cosas al aire y luego cogerlas... Parece que se van a caer y luego resulta que no se caen... ¡Se lleva uno cada chasco!
paula. Ande. Juegue usted.
dionisio. (Muy extrañado.) ¿Yo?
paula. Sí. Usted.
dionisio. (Jugándose el todo por el todo.) Voy. (Se levanta. Tira los sombreros al aire y, naturalmente, se caen al suelo, en donde los deja. Y se vuelve a sentar.) Ya está.
paula. (Aplaudiendo.) ¡Oh! ¡Qué bien! ¡Déjeme probar a mí! Yo no he probado nunca. (Coge los sombreros del suelo.) ¿Es difícil? ¿Se hace así? (Los tira al aire.) ¡Hoop!
(Y se caen.)
dionisio. ¡Eso! ¡Eso! ¡Ha aprendido usted en seguida! (Recoge del suelo los sombreros y se los ofrece a buby.) ¿Y usted? ¿Quiere jugar también un poco?
buby. No. (Y suena el timbre del teléfono.) ¿Un timbre?
paula. Sí. Es un timbre.
dionisio. (Desconcertado.) Debe de ser visita.
buby. No. Es aquí dentro. Es el teléfono.
dionisio. (Disimulando, porque él sabe que es su novia.) ¿El teléfono?
paula. Sí.
dionisio. ¡Qué raro! Debe de ser algún niño que está jugando y por eso suena...
paula. Mire usted quién es.
dionisio. No. Vamos a hacerle rabiar.
paula. ¿Quiere usted que mire yo?
dionisio. No. No se moleste. Yo lo veré. (Mira por el auricular.) No se ve a nadie.
paula. Hable usted.
dionisio. ¡Ah! Es verdad. (Habla fingiendo la voz.) ¡No! ¡No!
(Y cuelga.)
paula. ¿Quién era?
dionisio. Nadie. Era un pobre.
paula. ¿Un pobre?
dionisio. Sí. Un pobre. Quería que le diese diez céntimos. Y le he dicho que no.
buby. (Selevanta, ya indignado.) Paula, vámonos a nuestro cuarto.
paula. ¿Por qué?
buby. Porque me da la gana a mí.
paula. (Descarada.) ¿Y quién eres tú?
buby. Soy quien tiene derecho a decirte eso. Entra dentro ya de una vez. Esto se ha acabado. Esto no puede seguir así más tiempo...
paula. (En pie, declamando, frente a buby, y cogiendo en medio a dionisio, que está fastidiadísimo.) ¡Y es verdad! Estoy ya harta de tolerarte groserías... Eres un negro insoportable, como todos los negros. Y te aborrezco... ¿Me comprendes? Te aborrezco... Y esto se ha acabado... No te puedo ver... No te puedo aguantar...
buby. Yo, en cambio, a ti te adoro, Paula... Tú sabes que te adoro y que conmigo no vas a jugar... ¡Tú sabes que te adoro, flor de la chirimoya!...
paula. ¿Y qué? ¿Tú crees que yo puedo enamorarme de ti? ¿Es que tú crees que yo puedo enamorarme de un negro? No, Buby. Yo no podré enamorarme de ti nunca... Hemos sido novios algún tiempo... Ya es bastante. He sido novia tuya por lástima... Porque te veía triste y aburrido... Porque eres negro... Porque cantabas esas tristes canciones de la plantación... Porque me contabas que de pequeño te comían los mosquitos, y te mordían los monos, y tenías que subirte a las palmeras y a los cocoteros... Pero nunca te he querido, ni nunca te podré querer... Debes comprenderlo... ¡Quererte a ti! Para eso querría a este caballero, que es más guapo... A este caballero, que es una persona educada... A este caballero, que es blanco...
buby. (Con odio.) ¡Paula!
paula. (A dionisio.)¿Verdad, usted, que de un negro no se puede enamorar nadie?
dionisio. Si es honrado y trabajador...
buby. ¡Entra dentro!
paula. ¡No entro! (Se sienta.) ¡No entro! ¿Lo sabes? ¡No entro!
buby. (Sentándose también.) Yo esperaré a que tú te canses de hablar con el rostro pálido...
(Nueva pausa violenta.)
dionisio. ¿Quieren ustedes que silbemos otra cosita? También séMarina.
fanny. (Dentro.) ¡Paula! ¿Dónde estáis? (Se asoma por la puerta de la izquierda.) ¿Qué hacéis aquí? (Entra. Es otra alegre muchacha del «ballet».) ¿Qué os pasa? (Y nadie habla.) Pero ¿qué tenéis? ¿Qué os sucede? ¿Ya habéis regañado otra vez...? Pues sí que lo estáis pasando bien... En cambio, nosotras, estamos divertidísimas... Hay unos señores abajo, en el café, que nos quieren invitar ahora a unas botellas de champaña... Las demás se han quedado abajo con ellos y con madame Olga, y ahora subirán y cantaremos y bailaremos hasta la madrugada... ¿No habláis? Pues sí que estáis aviados... (Por dionisio.)¿Quién es este señor...? ¿No oís? ¿Quién es este señor...?
paula. No sé.
fanny. ¿No sabes?
paula. (A dionisio.)¡Dígale usted quién es!
dionisio. (Levantándose.) Yo soy Antonini...
fanny. ¿Cómo está usted?
dionisio. Bien. ¿Y usted?
paula. Es malabarista. Debuta también mañana en el Nuevo Music-Hall.
fanny. Bueno..., pero a vosotros, ¿qué os pasa?
paula. No nos pasa nada.