西班牙语学习网

  • 高级搜索
  • 收藏本站
  • 网站地图
  • RSS订阅
  • 设为首页
  • TAG标签
  • TAG列表
  • 关键字列表
当前位置: 首页 » 西班牙语阅读 » 阿加莎·克里斯蒂作品集 » El Misterioso Caso de Styles斯泰尔斯庄园奇案 » 正文

Capítulo 11 - La causa criminal(9)

时间:2024-01-02来源:互联网  进入西班牙语论坛
核心提示:Ha presentado usted esta nota muy oportunamente. Dgame, no le resulta familiar laescritura? No, que yo sepa.No opina us
(单词翻译:双击或拖选)

Ha presentado usted esta nota muy oportunamente. Dígame, ¿no le resulta familiar la

escritura? No, que yo sepa.

—¿No opina usted que tiene un notable parecido con la suya propia, disimulada con gran

cuidado? No, no lo creo.

—¡Le digo a usted que es su propia letra!

No.

Le digo, en su ansiedad por mostrar una coartada concibió usted la idea de fingir una cita

increíble, y que usted mismo escribió esta nota para apoyar su afirmación.

No.

—¿No es cierto que, en la hora que usted declara haber estado esperando en un lugar solitario

poco frecuentado estaba usted realmente en la farmacia de Stanley Saint Mary, comprando

estricnina a nombre de Inglethorp ?

No, es mentira.

Le digo a usted que, llevando uno de los trajes del señor Inglethorp y una barba negra

recortada de modo que se pareciera a la suya, usted estaba allí y firmó en el registro con toda

tranquilidad y con el nombre de él.

Eso es completamente incierto.

Entonces dejaré que el jurado considere el parecido de la escritura de la nota, del registro y

de la suya propia dijo el señor Philips, y se sentó con el aire del hombre que ha cumplido con su

deber, pero que se siente horrorizado por tener que oír semejante perjurio.

Después de esto, como se había hecho tarde, la vista de la causa se suspendió hasta el siguiente

lunes.

Observé que Poirot parecía completamente descorazonado. Fruncía el ceño.

—¿Qué ocurre, Poirot? pregunté.

—¡Ay, amigo mío, esto va mal, muy mal! Sin poderlo remediar, mi corazón dio un vuelco de

alegría. Era evidente que había una posibilidad de que John fuera absuelto.

Cuando llegamos a la casa, mi amigo rechazó con un gesto el ofrecimiento de té que le hizo

Mary. No, gracias, señora. Voy a subir a mi cuarto. Subí tras él. Todavía frunciendo el ceño, se

acercó al escritorio y cogió una pequeña baraja. Después acercó una silla a la mesa y, con gran

pasmo de mi parte, empezó con todo solemnidad a construir casas con las cartas.

Involuntariamente, me quedé con la boca abierta, y él me dijo de pronto:

No, amigo mío, no estoy en mi segunda infancia. Quiero calmar mis nervios. Nada más que

eso. Este ejercicio requiere precisión con los dedos. Con la precisión de los dedos viene la

precisión de la mente. ¡Y nunca la he necesitado como ahora!

—¿Pero qué ocurre? pregunté.

De un manotazo, Poirot deshizo el edificio construido con tanto cuidado.

Lo que ocurre es esto, amigo mío. Que puedo construir con las cartas casas de siete pisos,

pero no puedo manotazo a la mesaencontrar nuevo manotazoel último eslabón que le

hablé a usted.

Guardé silencio, no sabiendo qué contestar, y Poirot empezó de nuevo, lentamente a construir

edificios con las cartas, hablando entrecortadamente mientras lo hacía:

Se hace... ¡así! Colocando... una carta... sobre la otra... con precisión... matemática. Bajo su

mano, la construcción de cartas crecía, piso a piso. Poirot no tuvo un fallo, ni un titubeo. Era casi

como un conjuro mágico.

—¡Qué firme tiene usted la mano! observé. Creo que sólo una vez le he visto temblar.

Estaría furioso, sin duda alguna dijo Poirot plácidamente.

—¡Ah, sí, endiabladamente furioso! ¿No lo recuerda? Fue cuando descubrió usted que había

sido forzada la cerradura de la caja de documentos de la señora Inglethorp. Se quedó usted de pie,

junto a la repisa de la chimenea, jugando con las cosas, como acostumbra, y sus manos temblaban

como hojas. Creo que...

Pero me callé repentinamente. Porque Poirot, lanzando un grito ronco e inarticulado, redujo a

la nada la obra maestra construida con la baraja y, cubriéndose los ojos con las manos, se

balanceaba hacia delante y hacia atrás, como si sufriera una agonía espantosa.

—¡Por Dios, Poirot! grité. ¿Qué ocurre? ¿Está usted enfermo?

No, no balbució. Es que, es que... ¡tengo una idea!

—¡Ah, bueno! exclamé, reconfortado. ¿Una de sus pequeñas ideas?

—¡Ah, mai fai, no! replicó Poirot. ¡La de ahora es una idea gigantesca, maravillosa! Y es

usted, usted, amigo mío, quien me la ha dado.

De pronto me estrechó entre sus brazos, besándome calurosamente en las mejillas, y antes de

que me hubiera recobrado de mi asombro, salió disparado de la habitación. En aquel momento,

entró Mary Cavendish.

—¿Qué le ocurre al señor Poirot? Ha pasado por mi lado corriendo y gritando: «¡Un garaje!

Por el amor de Dios, señora, dígame dónde hay un garaje.» Y sin esperar contestación, se precipitó

a la calle.

Me acerqué corriendo a la ventana. Cierto, allí estaba, corriendo de un lado para otro, sin

sombrero y gesticulando. Me volví hacia Mary Cavendish con expresión desesperada.

De un momento a otro lo detendrá un policía. ¡Allá va, por la esquina! Nos miramos, sin

saber qué hacer.

—¿Pero qué le pasará? Moví la cabeza negativamente.

No lo sé. Estaba construyendo casas con una baraja cuando de pronto dijo que tenía una idea

y salió disparado, como usted ha visto.

Bueno dijo Mary. Supongo que estará de vuelta antes de la cena. Pero vino la noche y

Poirot no había regresado.

顶一下
(0)
0%
踩一下
()
0%

热门TAG:


------分隔线----------------------------
[查看全部]  相关评论
栏目列表
论坛新贴